Los dos agentes de la Guardia Civil que custodiaban a la acusada de degollar a su bebé de diez meses en el Hospital de TorreviejadegollarbebéHospital de Torrevieja declararon ayer en la Sección Séptima de la Audiencia con sede en Elche que el asesinato fue inevitable al producirse de forma muy rápida. Testificaron que la acusada lo había «calculado» de tal forma para que pudiese escapar a la vigilancia de la patrulla, que se encontraba en la habitación donde se cometió el crimen. La mujer, que había sido detenida el día anterior, pidió bañar al pequeño antes de pasar a disposición judicial por una orden de detención dictada por Suiza, al haber huido desde Zúrich llevándose al pequeño. Las autoridades suizas le retiraron la custodia tras negarse a que el pequeño recibiera diversos tratamientos médicos para paliar la hidrocefalia con la que nació, ya que la acusada era partidaria de la medicina natural frente a la tradicional.

Los agentes custodiaban a la mujer en el momento en el que pidió darle un baño al pequeño antes de pasar a disposición judicial. Tras consultarlo con el personal médico, los agentes le dieron el visto bueno. Ambos vigilaban a la madre desde las puertas de la habitación, cuando la vieron realizando un movimiento extraño, al ponerse de puntillas, y buscar en su bolso. Previamente a su detención, había escondido un cuchillo de 30 centímetros de largo y 18 de hoja en el bolso. Un instrumento que pasó desapercibido para los agentes. Y antes de que estos llegaran hasta donde se encontraba la mujer, degolló al pequeño para, después, tratar de quitarse la vida clavándose el cuchillo en el cuello. La patrulla apuntó ayer que todo sucedió muy rápido y la distancia que los separaba, pese a que estaban dentro, hizo inevitable el poder intervenir a tiempo.

Los servicios sanitarios pudieron salvar a la agresora pero no pudieron hacer nada por el pequeño de diez meses.

Durante la sesión de ayer también declaró el psiquiatra que ha redactado el informe pericial que sirvió a la Fiscalía para reducir de 17 a 11 años la pena que pedía contra la acusada, al admitir como atenuante el trastorno mental que sufre la madre. Pese a que era consciente de lo que hacía, su voluntad se encontraba anulada y el crimen era la única salida que contemplaba, tal y como expuso el profesional médico ante el tribunal.

El jurado popular dio así el visto bueno al acuerdo alcanzado por la Fiscalía y el abogado de la defensa, al que se adhirió también la acusación particular. Así, pese a que las sesiones estaban previstas desde el lunes y hasta el viernes, ayer quedó resuelto tras el veredicto del jurado, y se espera que el magistrado dicte sentencia a finales de esta semana. En ella, se recogerá también el pago de 74.000 euros al padre del pequeño, que reside en Egipto, pese a que la detenida declaró que no había visto nunca al niño, ya que ella vivía en Suiza y él en el mismo país en el que ahora vive.

La acusada lleva en prisión desde que cometió el crimen en enero de 2014, por lo que ya ha cumplido cuatro años de la pena y de cara al año que viene podría recibir el tercer grado.