Hace un año que venció la concesión de agua de riego que tenía a su favor la compañía Nuevos Riegos el Progreso, que viene dando servicio desde hace más de cien años a la comunidad de regantes que se abastece de los recursos hídricos procedentes de los nueve azarbes del sur del Camp d'Elx, los que pasan por debajo de El Molar. Desde entonces, la sociedad, que preside el empresario y expresidente del Elche José Sepulcre, negocia con los regantes el traspaso de la gestión del agua, que, en último extremo, tiene que autorizar la Confederación Hidrográfica del Segura.

La concesión de los derechos de agua, de 32 hectómetros cúbicos de los azarbes, tenía una duración de 99 años, que vencieron el 23 de septiembre de 2016. Ese mismo día la comunidad de regantes El Progreso solicitó formalmente la concesión a la Confederación Hidrográfica del Segura, al ser la heredera legal del derecho y de las infraestructuras.

El presidente de la comunidad de regantes El Progresos, Pascual Serrano, apuntó que «legalmente ya somos los propietarios de las infraestructuras, pero negociamos con la compañía que ésta siga haciéndose cargo de la gestión del agua hasta que la Confederación Hidrográfica del Segura se pronuncie al respecto».

Los trámites para que los regantes reciban la concesión del agua se están demorando, en tanto que se está aprovechando para depurar los censos y el número de hectáreas. Un trabajo, apuntó Pascual Serrano, que «se está realizando en colaboración con los técnicos de la confederación».

La comunidad de regantes El Progreso cuenta actualmente con 8.154 comuneros, que tienen con una extensión de terreno de 14.000 hectáreas que se extienden por el sur de Elche y también por Santa Pola, San Fulgencio y Guardamar.

Desde la sociedad apuntaron ayer a este diario que seguirán gestionando la venta de los recursos hídricos, como se ha negociado con los regantes, mientras se acabe de tramitar el traspaso de la concesión. Además, Jose Sepulcre apuntó que la compañía puede seguir funcionando, ya que cuenta con otras líneas de negocios, junto a la gestión de agua de los azarbes, por las que también obtiene ingresos que le permiten salir adelante.

No obstante, en la década de los noventa la sociedad se desprendió de parte del inmueble que poseía en su totalidad en el centro de la ciudad, donde sigue estando la sala de venta de aguas. Una sala que está previsto que sea derribada, junto al patio interior y la fachada que da a la plaza de la Constitución, para construir viviendas en el centro de la ciudad, ya que no goza de ningún tipo de protección patrimonial en estos momentos, según indicaron en su día desde el Ayuntamiento.