En la mente del equipo de gobierno actual del Ayuntamiento de Elche, y en parte también en el de la Generalitat Valenciana, está contar con argumentos más que de sobra para que el Gobierno central y sus técnicos no tengan más remedio que ceder, al menos temporalmente, la Dama en un periodo, esperan, no demasiado lejano.
Para ello, no solo se ha conformado una comisión bilateral entre el Consistorio y el Consell, se han impulsado proposiciones no de ley, se han llevado a cabo distintas iniciativas en el Congreso y el Senado (con desigual éxito) o se han mantenido y se mantendrán reuniones con responsables de Cultura en Madrid para ir creando, por enésima vez (durante el periodo de Mercedes Alonso también se intentó, aunque con mucha menos intensidad) un clima favorable, sino que además desde Elchese ha decidido llevar a cabo un riguroso trabajo técnico a fin de dar forma a un alegato incontestable y que, por otra parte, no acabaría con el regreso (o no) de la Dama. La mirada va mucho más allá.
Los planes del ejecutivo local pasan de entrada por implicar a tres espacios imprescindibles de la historia, la cultura y la sociedad ilicitana: el yacimiento de La Alcudia, el Palacio de Altamira y el Museo Arqueológico y de Historia de Elche (MAHE). Pero además, si los planes salen bien, Elche podría incorporar un nuevo museo, en este caso monográfico de la cultura ibera.
«Queremos resaltar la importancia de los materiales iberos, pero también del territorio de la Contestania, que abarca desde Murcia hasta Valencia. Y la capital de ese territorio era Ilici», avanza el director de Museos de Elche, el arqueólogo e investigador Miguel Pérez Blasco, quien indica que ese futuro nuevo museo, cuyo nombre aún no está definido y que sería la nueva casa de la Dama, permitiría contextualizar y entrelazar la cultura ibera de un modo tal que Elche podría convertirse, si cuaja, en el museo de referencia a nivel nacional e internacional en lo que a la civilización ibera se refiere.
Pero La Alcudia, lugar donde se descubrió la Dama y que cuenta con estructuras arqueológicas que hacen referencia al periodo romano, estaría acompañada de otros espacios como las canteras de El Ferriol, La Fonteta (Guardamar del Segura), Peña Negra (Crevillent) y La Picola (Santa Pola) que también por su singularidad permiten contextualizar en el territorio lo que se quiere explicar en el discurso museográfico del futuro museo.
Elemento estratégico
Un museo temático de una cultura específica que podría convertirse así en un elemento estratégico de la ciudad y que podría tirar del resto de museos, considera la concejala de Cultura, Patricia Macià, y también el propio Pérez, uno de los profesionales que se ha implicado en esta estrategia de «rescate» de la Dama, pero también en mejorar la propuesta cultural e histórica de Elche en la que la concejalía se ha embarcado y que insisten: con Dama o sin ella.
Esa al menos es la legítima ambición, un deseo que tiene ya una primera parte que debe hacerse realidad en el primer trimestre de 2018 y otros dos capítulos sin fecha en el tiempo que dependerán de la implicación de las administraciones autonómicas y central. De entrada, si no pasa nada, habrá 50.000 euros para sacar a la luz archivos inéditos sobre la pieza del Archivo Histórico de Elche, dar a conocer su historia y leyenda, la impronta como icono y su repercusión social y cultural local y más allá.
Esto implicará acondicionar y revitalizar aún más toda la zona en la que ya en 2006 permaneció la Dama durante seis meses y en donde ahora se encuentra una réplica perfecta encargada en su día por la Diputación. La sala de la Torre del Homenaje del Palacio de Altamira será potenciada así con una contextualización historiográfica del busto.
Una webcam para la pieza
Y, además de todo ello, y si así lo autoriza el Museo Arqueológico Nacional (MAN), la intención es instalar una webcam que permita ver en Elche a la Dama y a sus visitantes en su localización en Madrid, una conexión digital que permitiría conocer en tiempo real la admiración mundial que despierta el busto.
Por tanto, una transformación inicial del Palacio de Altamira (que posteriormente debería continuar con una segunda fase en el enlace de este complejo con Traspalacio y también con una tercera intervención que supondría una adaptación arquitectónica de esta última zona apuntada) para que a partir de mediados 2018 pudiera regresar el busto ibero (el MAN celebra actualmente el 150 aniversario de su fundación y al menos hasta el 1 de abril de 2018 el busto es absolutamente intocable).
La segunda pieza de esta estrategia, el MAHE, quedaría de manera imprescindible ligada con la tercera, La Alcudia, ya que la aspiración pasa por la intención de ceder al yacimiento piezas romanas y, a cambio, mediante un convenio y sin perder la titularidad la propia Universidad de Alicante, desde este último se puedan trasvasar al museo en pleno centro de la ciudad una treintena de piezas iberas.
«Lo que no tiene sentido es que Elche tenga la colección ibérica dividida en dos lugares, entre el MAHE y La Alcudia, cuando esta última tiene que ver sobre todo con la época romana», expone Pérez Blasco.
Por su parte, la edil de Cultura insiste: «La posible creación de ese nuevo museo ibérico buscaría así contextualizar a la Dama, explicar qué es la cultura ibérica, contaría con escultura y cerámica figuradas, e implicaría además un alto porcentaje de renovación del MAHE. Es decir, no nos quedamos solo con que venga el busto y ya está».
Por tanto, desde el Ayuntamiento (y también desde el Consell) no solo se está llevando a cabo un trabajo a nivel político (en breve está previsto un nueva reunión en Madrid), sino también técnico, con un anteproyecto ya realizado que incorpora una perspectiva de futuro para una nada fácil iniciativa cultural centrada en el ansiado regreso del busto a casa, pero que no se limita solo a ese fin.
