El número de niños y adolescentes obesos se ha multiplicado por diez en las últimas cuatro décadas a nivel mundial, de acuerdo con un estudio liderado por el Imperial College de Londres y la Organización Mundial de la Salud (OMS). En este ensayo participan más de 1.000 investigadores de todo el mundo. Entre ellos también se encuentran los del grupo de Epidemiología de la Nutrición de la UMH: Eva María Navarrete Muñoz, Manuela García de la Hera y Jesús Vioque. El estudio se ha publicado este miércoles de manera online en la revista The Lancet, con motivo del Día Mundial de la Obesidad.

Durante el estudio se recogieron datos de 130 millones de personas en el periodo de 1975 a 2016, de los cuales 31,5 millones tenían entre 5 y 19 años. En esta etapa, la obesidad en niños y adolescentes se multiplicó por diez y aumentó desde casi el 1% en 1975 -unos 11 millones- al 8% - 124 millones- en 2016. En este sentido, 213 millones de niños y adolescentes presentan ya sobrepeso, la antesala de la obesidad.

La obesidad ha crecido más en los países menos desarrollados de Asia oriental, Latinoamérica y del Caribe, en comparación con los países más desarrollados. Sin embargo, las tasas en estos últimos siguen siendo las más altas. En Europa, las niñas de Malta y los niños de Grecia son los que presentan un mayor predominio de obesidad, con un 11.3% y 16.7%, respectivamente. En España, los datos indican que un 8.2% de niñas y un 12.9% de niños son obesos, y que aún mayor es el porcentaje de los que tienen sobrepeso.

Según el profesor que lidera el estudio desde el Imperial College de Londres, Majid Ezzati, si se mantienen las tendencias actuales a nivel mundial, en 2022 habrá más niños y adolescentes obesos que con bajo peso por desnutrición. Los autores del estudio indican que el gran aumento de la obesidad infantil se ha debido, y se debe, al elevado consumo de alimentos ultra procesados, de alta densidad energética, es decir, comida con muchas calorías, y pobre contenido en nutrientes. Entre esos alimentos se encuentran las bebidas azucaradas, así como el aumento del sedentarismo.

Por ello, el estudio señala que son necesarios más medios y políticas que faciliten el acceso a los alimentos saludables, especialmente en los hogares más pobres y en los centros educativos. Además, solicita el desarrollo de normativas e impuestos sobre los alimentos poco sanos y el fomento de la actividad física desde la infancia.