¿Por qué se precintan los huertos de toda la ciudad? Es la pregunta que muchos ilicitanos y turistas se han hecho últimamente. Que las zonas de palmeras de todo el término municipal estén acordonadas es una realidad que no ha pasado desapercibida en Elche. Las señalizaciones para advertir de las actuaciones de fumigación se extienden ya por todo el Palmeral por regla general siempre que se aplica cualquier tratamiento en los ejemplares para combatir las plagas.

Aunque la decisión de marcar los huertos con carteles y precintos a modo informativo ya se venía produciendo en los últimos años en algunos espacios, ahora esta práctica se ha consolidado al ritmo que se han incrementado las campañas de fumigación. Una reivindicación que durante años ha sido perseguida por parte de colectivos de ecologistas como Margalló, desde donde defienden que los ayuntamientos tienen la obligación de cerrar los huertos e indicar que se ha fumigado como medida preventiva.

Desde el Ayuntamiento, el concejal de Parques y Jardines, Antonio García, señala que, además de extremar las medidas de precaución, lo que ocurre es que ahora se han incrementado las campañas de fumigación. De esta manera, lo habitual es que en todo momento haya cuatro huertos de palmeras sometidos a tratamientos contra el picudo o la paysandisia.

«La estrategia para cuidar el Palmeral ha cambiado. Antes, el presupuesto que destinaba la Conselleria de Medio Ambiente a estos menesteres se centraba en la tala de palmeras y ahora se dirige a la fumigación», señala el edil del área. De ahí que, según el concejal, resulte más llamativo para la ciudadanía que varios huertos a la vez estén cerrados al público. La razón es que ahora hay cuatro equipos especializados que se dedican a tratar los ejemplares de forma continua y otros dos que se ocupan de las labores de vigilancia.

Sin embargo, según el tripartito, pese a que los tratamientos que se utilizan para combatir las plagas en el Palmeral siguen siendo químicos, a excepción de los huertos en los que se usa el hongo biológico, no existe riesgo para la salud, ni siquiera para los animales. Así lo garantizan al menos desde el Ejecutivo local. «Es una forma de ser más precavidos durante las 48 horas posteriores a la aplicación de los compuestos. Forma parte del protocolo actual. Es una forma de ser más cuidadosos», asegura el edil de Medio Ambiente.

Aunque lo normal es que solo sea de dos días el plazo en el que están cerrados los huertos, también es cierto que en las zonas del Palmeral de mayor extensión el tiempo de prevención y de precintado se alarga, incluso varias semanas. También ocurre lo mismo cuando se fumigan las «malas hierbas» en los parques y jardines de la ciudad o en los huertos, que se han de señalizar.

En el caso de la maleza y los rastrojos, los ecologistas han ganado la batalla para que el Ayuntamiento reduzca el uso de los herbicidas. Sin embargo, para los cuidados del Patrimonio de la Humanidad, todavía tienen reivindicaciones. Colectivos como Margalló inciden en la necesidad de seguir investigando con tratamientos biológicos en el Palmeral ilicitano. Sin embargo, el equipo de gobierno se aferra a que todavía no existe ninguna otra alternativa para acabar con los enemigos del Palmeral, más allá de las que actualmente se utilizan.