La provincia de Alicante está, junto al resto del país, en una de las zonas más vulnerables por lo que respecta a los efectos del cambio climático. Así se ha dicho por activa y por pasiva esta semana en la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH), donde se ha celebrado el IX Congreso de la Asociación Española de Economía Agraria, que ha acogido por primera vez la Comunidad Valenciana, y en el que se han dado cita decenas de expertos de varias universidades españolas. Una situación que obliga al sector agrario a prepararse para el escenario más desfavorable, según las conclusiones a las que han llegado en la UMH.

Saber cuándo llueve y cómo va a llover se antoja para los expertos una duda imposible de resolver de cara al futuro, ya que, tal y como dijo ayer el presidente de la Asociación Española de Economía Agraria, Raúl Compás, «los modelos de predicción no son tan sofisticados».

Por este motivo, los especialistas insisten en que el cambio climático obliga a adoptar un gestión diferente de los recursos naturales. Desde la Asociación Española de Economía Agraria se mostraron muy duros con el sistema actual de gestión de los recursos hídricos, a través de confederaciones y comunidades de regantes. Raúl Compás admitió que «es muy posible que un cambio institucional permita conocer mejor la cantidad de recursos disponibles, con el fin de evitar un uso excesivo del agua».

Consumo

La agricultura sigue siendo en la actualidad el sector que más agua consume, y todo ello pese a las millonarias inversiones realizadas durante los últimos tiempos en la modernización de los regadíos. Sobre este tema, los expertos insisten en que, a día de hoy, se desconoce el impacto de los 3.000 millones de euros que se han invertido en los sistemas de modernización de los regadíos, ni si serán sostenibles con el paso del tiempo.

Lo que los representantes de varias universidades sí que destacan de la provincia de Alicante es que es un ejemplo del buen uso del agua, en todos los sectores y en especial en el de la agricultura, que, como han apuntado en varias ocasiones durante el congreso, debe adaptar sus cultivos a la nueva situación.

Esto quiere decir que los agricultores deben apostar por cosechas que requieran de poca agua y que se adapten bien a las condiciones climáticas de la provincia. La recuperación, por ejemplo, del cultivo de almendros, que había perdido hectáreas, se considera un acierto, al tratarse de árboles que requieren menos riegos.

Además, los especialistas en el sector agroalimentario sostienen que hay que apostar por fórmulas que contribuyan a luchar desde el campo contra la emisión de gases de efecto invernadero. En este punto, se hace un llamamiento a las administraciones para que dirijan sus ayudas a los agricultores que apuesta por modelos de cultivo sostenible, y que fomenten técnicas que permitan utilizar menos recursos.

La clausura del congreso contó con la presencia de la consellera de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural, Elena Cebrián, que dijo que «el activo más importante que podemos aportar en el campo es el conocimiento». Elena Cebrián valoró las grandes fortalezas del sistema agroalimentario valenciano. La consellera señaló que «somos conocidos por la calidad de nuestros productos, así como por la capacidad de mantener una oferta regular a lo largo del año, en unos mercados cada vez más exigentes». Lo atribuyó a unas condiciones agroclimáticas excelentes y a la riqueza en diversidad vegetal, así como al conocimiento tradicional del sector.

Soluciones

Desde la Conselleria de Agricultura, Medio Ambiente, Cambio Climático y Desarrollo Rural se mostraron ayer convencidos de que el sector de la agricultura también puede aportar soluciones al reto del cambio climático, y que para conseguirlo son necesarias inversiones, investigación e innovación. Algo para lo que el sector considera más que imprescindible el apoyo de todas las administraciones públicas.