Septiembre ha llegado y un año más el barranco de San Antón se encuentra en un estado de descuido total. Botellas de plástico y de cristal, bolsas de basura, excrementos, e incluso vegetación que ha crecido de forma considerable. Lo peor es que el barranco del Grifo o del cauce del río a su paso por Daimés no es mucho mejor en estos momentos.

Uno de los vecinos que vive en la zona del barranco de San Antón, Antonio Chacón Salas, no oculta su malestar e indignación. El problema no es actual, viene de hace mucho tiempo, como bien indica Chacón, que asegura que ya tenían inconvenientes cuando el agua bajaba de las montañas. Sin embargo, se ha incrementado a raíz de que se construyeran nuevas infraestructuras, y, en particular, apunta a la nueva circunvalación.

Los vecinos, relata Chacón, comunicaron la situación a las administraciones con el fin de que pudiera encontrarse una solución para ellos que mejorara el paso del agua por ese barranco. Incluso pidieron un desdoble para que el caudal no se quedara estancado y pasara con naturalidad, sin llegar a desbordarse. «El Ayuntamiento de Elche tiró tierra de camiones para tapar los socavones del barranco. El problema es que al ser tierra virgen y sin asfaltar, cuando llueve, el agua se lleva toda la tierra que han puesto y ha dejado de nuevo los socavones a la vista, sin arreglar», declara enfadado este vecino de ese entorno. Ante esta situación, pone el acento en la necesidad de adoptar soluciones para evitar males mayores en caso de lluvias torrenciales, y, además, exige mayor implicación del Ayuntamiento ilicitano.

El barranco del Grifo y el cauce del Vinalopó a su paso por Daimés no ofrecen una estampa mucho mejor. Matorrales, botellas, vidrios y bolsas de basura invaden algunos de los tramos. Incluso en Daimés, a la altura de la Vereda de Sendres, ayer mismo se podía ver parte de un árbol seco obstruyendo el cauce.

Desde el Ayuntamiento ilicitano, se lamentan de esta situación, pero inciden en que las competencias corresponden en estos casos a la Confederación Hidrográfica del Júcar, que es quien debería acometer la limpieza de los cauces, o, al menos, dar autorización para que se adecenten. En este sentido, fuentes municipales aseguran que ya han solicitado permiso a la Confederación para poder actuar en caso de emergencia, y que están a la espera de respuesta.

Mientras tanto, vecinos que viven cerca de estos puntos esperan soluciones, mientras que la indignación crece por momentos.