Cinco contra cuatro o al revés, según se mire. La brecha en el grupo municipal del Partido Popular ilicitano se agranda conforme pasan los días. El choque de posturas entre el sector de Mercedes Alonso y el de Pablo Ruz es más que evidente y hoy, salvo sorpresa improbable, lo será más después de las votaciones de los concejales para designar a los nuevos portavoces y reestructurar las designaciones de los ediles del principal partido de la oposición.

Pablo Ruz y Antonio Luis Martínez-Pujalte fueron respaldados por el Comité Ejecutivo del partido hace una semana para ser los nuevos rostros visibles del grupo municipal. Un movimiento que llegó después de que el que fuera el delfín de Alonso arrebatara la presidencia a su mentora, tras una mayoría aplastante en la asamblea de julio.

Por un lado, Mercedes Alonso, Vicente Granero, Erica Sánchez y Justino Delgado se resisten a que las portavocías se vean alteradas. Sostienen que el partido es una cosa y el grupo municipal otra. «No vamos a consentir ningún atropello», apuntaron ayer de forma pública Granero, Delgado y Sánchez. Faltaba a la comparecencia Alonso, a la que disculparon públicamente alegando que estaba en la Diputación.

Por el otro lado, Pablo Ruz, Antonio Luis Martínez-Pujalte, Loli Serna, Manoli Mora y Luis Ángel Mateo van juntos en el mismo equipo y creen que hay que poner en consonancia el grupo con las líneas que desde hace prácticamente dos meses tomó la formación política, tras la consulta de julio.

Cada uno de los dos sectores barre para su casa. Así lo dejaban claro ayer los afines a la exalcaldesa. Para ellos, lo único que tiene validez es el Reglamento de Organización y Funcionamiento del Régimen Jurídico Entidades Locales (ROF). Según el artículo 24 de esta ley, «los grupos políticos se constituirán mediante escrito dirigido al presidente y suscrito por todos sus integrantes». A esta normativa es la que se aferran los actuales representantes del grupo municipal. Dicen que la ley es la ley y que está por encima de los estatutos, «que deben regular el ámbito del partido y no el grupo municipal», tal y como argumentó ayer el todavía portavoz adjunto, Vicente Granero. Sin embargo, los de Ruz están convencidos de que los estatutos son lo que cuentan y que no hace falta una unanimidad para producirse el cambio de portavoces, sino una mayoría. Alegan, además, que el ROF no se refiere a los cambios de portavoz a medio mandato.

En mitad de esta lucha, los de Alonso incidieron ayer en que la pelota está ahora en el tejado del regidor ilicitano, como presidente de la Corporación municipal, una vez que reciba la notificación de las votaciones de los concejales.

Por su parte, González intentaba quitarse de en medio en su comparecencia pública. Si no hay unanimidad, solicitará un informe a los servicios jurídicos. Argumentó que ratificar el cambio de portavoces no es una decisión política, sino un asunto de naturaleza jurídica.

Precisamente, el alcalde ha recibido ya varias notificaciones por parte del nuevo Comité de Dirección del partido. La más contundente fue la que Pablo Ruz le remitió el 1 de septiembre. Directamente, el presidente de los populares le comunicó por carta el cese de Alonso y de Granero como portavoces a falta de la votación del grupo. Todo apunta a que las próximas horas seguirán dando para mucho.