¿Qué supone para ustedes afrontar el quinto curso del Máster en Innovación en Periodismo de la UMH?

Supone un gran orgullo. Fue un sueño poder arrancarlo en un momento de crisis para un sector que lo sigue estando. Cuando empezamos, se estaba tambaleando la industria de la prensa y queríamos ofrecer herramientas para que los periodistas pudieran manejarse por un mundo de cambios constantes. Diseñamos el máster con una mentalidad práctica, orientada hacia los proyectos y las necesidades informativas concretas.

¿Hacia dónde quieren dirigir el máster en su futuro durante los próximos años?

El objetivo es consolidar nuestra posición dentro de España y expandirnos hacia Latinoamérica, donde estamos creciendo mucho a través de la edición online del curso. En noviembre tendremos un seminario de innovación con la participación de tres profesores: una norteamericana que trabaja en Texas, un chileno y un colombiano. Queremos fortalecer nuestra presencia en estos países. En Argentina y Ecuador, por ejemplo, contamos con muchos estudiantes.

¿Cuál es la mentalidad con la que llegan actualmente los estudiantes al máster?

Podemos diferenciar entre dos grandes tipos de público. Por un lado, tenemos a gente que se ha graduado en el entorno de Alicante, Murcia y Valencia y que quiere reciclarse tras llevar dos o tres años en el mundo profesional. Deciden dar un giro a su formación y tienen ganas de dominar técnicas y herramientas. Llegan cargados de proyectos y de pasión por esta profesión.

¿Cuál es el otro tipo de público que reciben en sus clases?

El de gente que ya está trabajando para grandes medios y que quiere ayuda para impulsar sus proyectos personales dentro de esas empresas. Este grupo está formado por personas mayores de 30 años y nos aporta en conocimiento directo de los problemas que tiene la industria. Se genera una gran simbiosis con los alumnos que son más jóvenes. Entre todos, pensamos mucho en cómo está cambiando el periodismo y en cómo hacerlo rentable cuando se dirige al público millennial. Se necesitan nuevas narrativas, aprender a posicionar el contenido y saber sacarle rendimiento económico más allá de la venta física y la publicidad.

¿Han conseguido consolidar alguno de los proyectos que han puesto en marcha desde dentro del propio máster?

Sí, más de uno. Hemos conseguido reflotar la edición online de una televisión local, por ejemplo. O poner en marcha un periódico hiperlocal en Tenerife que ya ha cumplido su primer aniversario. Ahora nos gustaría que alguno de los proyectos dé el salto al mercado nacional y se consolide. En todo esto contamos con la colaboración de colegas de otras universidades. Somos pioneros y líderes en la investigación e innovación sobre periodismo. Nos apoyamos mucho en la carrera de Periodismo de la UMH y eso nos permite estar al día y combatir la posverdad.

¿Cómo se consigue combatir?

Por una parte, con técnicas de verificación del contenido. No se trata de ser el primero en publicar una noticia. Lo que hay que hacer es contrastar que lo que se publica es cierto. La otra forma de luchar conta la posverdad es cuidando al máximo la marca, no permitiendo que se ensucie. Esto lo están haciendo muy bien, por ejemplo, el New York Times y el Washington Post, pese a la presión que les llega de la casa blanca. Los medios tienen que huir de la carrera de querer ser los primeros en publicar.

¿Ha cambiado mucho la forma de enseñar en estos años?

Cambia de un año para otro y es un reto difícil de afrontar. Al principio, el enfoque que ofrecíamos era teórico. Ahora hemos introducido ejercicios y sesiones para compartir ideas. Queremos que los proyectos se desarrollen de una manera ligera. Está relacionado con las teorías anglosajonas para la creación de negocios. Queremos que los productos que surgen del máster sean viables en formaros pequeños, a través de una cuenta de Twitter o Facebook o de un blog. A partir de ahí se puede crecer.

Desde su experiencia, ¿cómo ve el presente de la prensa?

Veo dos grandes estrategias. Unos medios han apostado decididamente por aportar valor con informaciones propias y verificadas para evitar la falsedad. Ofrecen reportajes y temas propios muy cuidados. Otros se dedican a buscar el clic fácil y hacer un refrito de todo lo que les llega sin aportar valor. El modelo que sobrevivirá será el primero. El mercado de la publicidad digital es muy competitivo y está dominado por las redes sociales y las grandes plataformas digitales, tipo Google, Facebook o Twitter.

¿Y cuál es su opinión sobre el periodismo a nivel local?

La prensa local debe apoyarse en el modelo de los temas propios. Tiene una situación privilegiada porque se le considera una institución en su territorio y está asentada. En cada mercado provincial permanecerá un gran medio digital. Lo mejor sería que se volviera a conectar con los lectores, con la comunidad. Hay medios locales que informan de temas ajenos a su marca con el único objetivo de conseguir más likes en su Facebook.

Recientemente el escritor Juan José Millás dijo que los que dejaban el papel, sólo leían titulares, ¿lo comparte?

Hay estudios que confirmar que muchos usuarios consumen información en redes sin saber de qué marca proviene. Esto no quiere decir que no estén informados. Antes también había mucha gente que sólo leía los titulares en los periódicos impresos. No soy apocalíptico en ese sentido. Lo hemos visto con el hilo de Manuel Bartual, y también con los misiles de Corea.