?Cuando un paciente se convierte en donante de órganos, se inicia una carrera a contrarreloj, literalmente. Las donaciones llegan de forma impredecible, al fallecer un paciente, por lo que el equipo médico dispone de apenas unas horas para localizar al primero de la lista de receptores compatibles. Para hacerse una idea, el órgano que más tiempo aguanta desde que fallece el emisor hasta que se implanta en el receptor es el riñón, con un margen de 24 horas. Por eso, a las personas que se encuentran en los primeros puestos en las listas de espera «se les insiste en que estén pendientes del móvil en todo momento», explica la coordinadora de transplantes, la doctora Ana Baeza. En caso de no localizarlos, en algunos casos hasta se pide la colaboración de la Policía para ir a su domicilio. Ni siquiera da tiempo para una ducha: el paciente debe acudir inmediatamente al hospital para recibir el órgano en cuestión y, si no, pasa al siguiente de la listas en otra carrera contrarreloj aún mayor. Este año, dos casos se han quedado sin receptor por no encontrar a un paciente que reuniera las características.