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Curarse en salud

Un estudio del Departamento de Salud de Alicante-Sant Joan y de la UMH afirma que tres de cada diez médicos de familia solicitan pruebas innecesarias por temor a demandas

Servicio de Atención e Información al Paciente en el Hospital General de Elche. antonio amorós

Un 28% de los médicos de familia y un 14% de los pediatras, en el conjunto de los servicios de salud en España, solicitan pruebas e indican procedimientos innecesarios «por miedo a una posible demanda o litigio en el futuro». Así lo recoge un reciente estudio realizado por investigadores del Departamento de Salud de Alicante-Sant Joan de atención primaria y de la Universidad Miguel Hernández, que trata de aportar luz sobre los errores asociados a la sobreutilización inadecuada de los recursos sanitarios, una cuestión poco analizada habitualmente.

Es más, el 6% de los médicos de familia y el 2% de los pediatras indican a diario pruebas o procedimientos médicos innecesarios, y una parte de estas pruebas por la presión de los propios pacientes que buscan de esta forma mayor tranquilidad sin ser del todo conscientes de los riesgos potenciales que toda intervención conlleva, según el trabajo realizado por los investigadores del grupo SOBRINA (Sobreutilización Inadecuada) en el que participan de la Comunidad Valenciana José Joaquín Mira, Irene Carrillo, Mercedes Guilabert, Isabel Navarro, Virtudes Pérez y Julián Vitaller.

En este estudio han participado una amplia variedad de investigadores de ocho comunidades autónomas y un amplio número de instituciones y sociedades científicas de nuestro país.

La finalidad del trabajo era analizar el error en la práctica clínica, estudiando el impacto que tiene para el paciente y para el sistema de salud la sobreutilización inadecuada de recursos diagnósticos y terapéuticos.

Este análisis se ha efectuado a partir de las recomendaciones de lo que se aconseja a los profesionales que no debe indicarse, los denominados en la jerga médica «No hacer» y que están recogidos en el Compromiso por la Calidad de las Sociedades Científicas en España, en colaboración con el Ministerio de Sanidad.

La sobreutilización inadecuado se produce cuando se realiza la «prestación de una asistencia sanitaria en ausencia de evidencia o cuando el beneficio del tratamiento no supere a sus riesgos».

Esta sobreutilización constituye un riesgo para la seguridad de los pacientes y un incremento innecesario de costes, señala José Joaquín Mira, al frente de este grupo investigador que habla de lo que se entiende como medicina defensiva responsable de la sobreutilización de pruebas y distintos procedimientos médicos.

Entre las causas tradicionales de la no calidad asistencial se han venido citando la utilización inadecuada por fallos sistémicos y errores médicos, la infrautilización y la sobreutilización. Las dos primeras han sido analizadas de forma más frecuentemente, mientras que la sobreutilización de pruebas diagnósticas, procedimientos terapéuticos y medicamentos ha sido poco estudiada, probablemente por la mayor dificultad para concretar el alcance de esta sobreutilización y sus causas e impacto, indican desde este grupo de trabajo.

«El alcance, causas, condicionantes o el daño potencial que supone esta sobreutilización no han sido estudiados en España y, aunque existe consenso en que supone un problema para la salud de las personas y de los sistemas sanitarios, la magnitud del problema no se ha concretado. La sobreutilización atenta contra la "triple misión" de los servicios sanitarios centrada en mejorar la salud de la población, la experiencia de los pacientes y el coste per cápita de la atención sanitaria», añaden estos científicos.

Las estimaciones más recientes en los países desarrollados sitúan el impacto de la sobreutilización en un rango entre el 10 y el 30% del total del gasto sanitario, dependiendo estas cifras de la forma en que se hayan calculado: análisis de reclamaciones de pacientes, revisión de historias clínicas, o encuestas a profesionales, pacientes o gestores sanitarios. Lo que nadie duda es de la importancia que tiene reducir esta sobreutilización.

Estos investigadores ponen como ejemplos que en Estados Unidos se ha tenido constancia, por otros estudios, de un sobreuso de hasta un 81% en broncodilatadores, de hasta el 89% en antibióticos para infecciones del tracto respiratorio, o hasta el 80% en marcadores tumorales.

Quimioterapia en pacientes en fase terminal, prácticas de inducción del parto, ensañamiento terapéutico, test cardíacos, uso de stents, resonancia magnética en pacientes con dolor de baja intensidad, o denervación renal en el tratamiento de la hipertensión son otros ejemplos que se ponen en los que se piensa que se podrían evitar pruebas, lo que llevaría consigo menos molestias al paciente y más ahorro para el sistema público de salud.

Los porcentajes anteriormente expuestos, de que un 28% de los médicos de familia y un 14% de los pediatras solicitan pruebas e indican procedimientos innecesarios, corresponden a datos preliminares que se han obtenido después de realizar una muestra total de 1.110 profesionales de atención primaria: 458 médicos de familia, 531 pediatras y 121 enfermeros. Entre Enfermería esta cifra de sobreutilización de procedimientos innecesarios alcanza al 13% de los profesionales.

La sobreutilización se ha relacionado con prácticas asistenciales inseguras, inadecuadas o definitivamente ineficientes.

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