El exceso de lluvias y los episodios torrenciales registrados el pasado invierno han afectado de forma significativa a las plantaciones de granada mollar en todo el Baix Vinalopó y la Vega Baja, cuyas flores no se han desarrollado como deberían y han originado la pérdida de buena parte de los frutos. Sin embargo, el hecho de que haya aumentado el número de plantaciones dedicadas a su cultivo en el último año permitirá equilibrar la balanza hasta alcanzar el mismo nivel de producción de la campaña anterior, cuando se alcanzaron las 50.000 toneladas de granadas. Del total, dos terceras partes cumplían con la Denominación de OrigenDenominación de Origen, según el presidente de su Consejo Regulador, Fernando Oliva.

Precisamente a esta DO es a la que más ha afectado el exceso de lluvias, ya que se trata de la variedad más tardía y, por tanto, la que ha sufrido las consecuencias de las lluvias invernales. El resto de variedades más tempranas han resistido mejor y el volumen de cosecha será muy similar al del pasado año. Así lo explica José María Martínez, gerente de Cambayas, la cooperativa ilicitana que aglutina más del 30% de la producción de granada. Durante esta misma semana comenzará la campaña de recolección de esas variedades tempranas, y no será hasta principios de octubre cuando se inicia la recolección de la granada mollar.

El hecho de que se espere igualar la producción a la del año pasado gracias a ese aumento de las plantaciones hará que el precio del fruto no varíe, en principio, con respecto a otros años. Así, los agricultores las venderán a precios de entre 45 y 50 céntimos el kilo. El hecho de que, por parcelas, se coseche menos, repercutirá en las cuenta de cerca del millar de agricultores que se encuentran bajo el paraguas de la DO, aunque Oliva se muestra optimista y asegura que aun así la campaña será rentable para los regantes, ya que el margen de beneficio permite ajustar ese menor volumen de frutos por agricultor.

Sorpresa

Lo cierto es que este descenso en la campaña de granada mollar ha pillado por sorpresa a los productores. José María Martínez, de Cambayas, apunta a que «no sabemos muy bien por qué las lluvias han afectado de esa manera a la flor del granado, los técnicos tampoco saben decírnoslo muy bien». Sea como fuere, resulta paradójico que, en una zona tan afectada por la sequía, el exceso de lluvias este invierno haya sido un problema. Si estas lluvias se hubieran registrado en primavera o verano serían «una bendición», añade Oliva.

En lo que no habrá novedad este año es en el destino de la producción, ya que, como viene siendo habitual, el 60% de la granada mollar se destinará a atender la demanda de exportaciones, frente al 40% que irá a parar al mercado nacional. En este sentido, Oliva destaca el notable aumento entre los consumidores nacionales de granada mollar, ya que «hace apenas siete año, cuando empezamos, el porcentaje era de un 90-10», con el mercado exterior interponiéndose por goleada, y «en este tiempo hemos conseguido aumentar la demanda a nivel nacional». Una demanda que podría haber tocado su techo ya que el presidente del Consejo Regular apunta a que esta tendencia a aumentar el número de plantaciones estaría en el límite, porque «si producimos mucho más, no sabemos si habrá mercados para todos», concluye.