La procesión vino marcada por la presencia, además de la propia Virgen de la Asunción yacente, portada a hombros por cuatro apóstoles, por los propios cantores de la Capella del Misteri que, cada pocos metros, entonan cánticos fúnebres propios de La Festa, en concreto el «In exitu Israel d'Egipto», así como por la presencia masiva de ilicitanos, de autoridades religiosas, con el obispo de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, y su homólogo de Menorca, Francisco Conesa, además de políticos y patronos del drama asuncionista, entre otros.

El cortejo discurrió, como es habitual, por las calles más céntricas de Elche, pasando por el arco del Ayuntamiento y con salida y llegada a la basílica de Santa María, donde miles de ilicitanos velaron en la madrugada del lunes al martes el cuerpo de la Patrona ubicado en el Cadafal.

La procesión estuvo encabezada por representantes de las distintas comisiones festeras y la cerraba, además de la banda de música, parte de la Corporación Municipal, incluido el alcalde, Carlos González. En este caso asistieron Eva Crisol y Juan Antonio Sempere, de Ciudadanos; Pablo Ruz, Mercedes Alonso o Vicente Granero, entre otros integrantes, del Partido Popular; Jesús Ruiz Pareja, del Partido de Elche; y Patricia Macià, edil de Cultura, José Manuel Sánchez, concejal de Urbanismo, y José Pérez, edil de Fiestas y Seguridad, entre otros, por parte del PSOE. Representantes de Compromís, socio de gobierno del tripartito, tampoco tomaron, un año más, parte de esta cita religiosa, como tampoco lo hizo Ilicitanos por Elche. El comisario jefe de la Policía Nacional en Elche, Javier Pérez Castillo, y el intendente general jefe de la Policía Local, César Sánchez, no faltaron.

El portaestandarte, el reverendo Luis López Hernández, junto a Joaquín Castell Ferrández y María Isabel Fernández Alacid, cargos electos, precedían a los judíos primero y los apóstoles después, mientras que San Juan, con su palma, marcaba la llegada de la Patrona, con flores y la media luna a los pies de la Imagen.

Además, un grupo de cantores llevaba el palio de la Virgen, mientras previamente otros hacían avanzar a la Patrona, todo ello mientras numeroso público se santiguaba ante el paso de la Virgen. La postal principal de esta procesión la completaba el cortejo de la María. Durante el recorrido se lanzaron, en distintos tramos, potentes tracas, mientras que tampoco faltó el intenso olor a incienso ni los redobles de campanas desde lo alto de la basílica de Santa María, donde mucha gente se había agolpado ya antes de las 10 de la mañana para ver salir a la Virgen y también para acompañarla en su llegada tras lo que suele ser una procesión de una hora y que se realiza previa a una misa multitudinaria.