«Es un honor disparar en Elche y esta mascletà se la dedico a mi padre». Estas fueron las palabras del pirotécnico de Turis, Vicente Albarranch, justo antes de dar comienzo a la mascletà más visual y completa de este año, con muchos tintes típicos de los espectáculos de València. Albarrach hijo dedicó esta obra de arte efímero a su padre, quien falleció tras las heridas sufridas en el accidente con la Palmera de la Virgen de la Nit de l'Albà de 2012.

Los colores de la bandera de la ciudad, el rojo, el azul y el amarillo vistieron ayer Elche durante la tercera mascletà del concurso «Festes d'Elx». La Pirotecnia Turis fue la encargada de poner la pólvora en la jornada de ayer en la que destacaron los artefactos aéreos y la vistosidad del espectáculo, que combinó perfectamente, con varias transiciones con los aparatos terrestres que pusieron punto y final al evento. La mascletà que ayer tuvo lugar junto al Palacio de Altamira envolvió a todos los ilicitanos y visitantes del enclave en un ambiente que los llenó de tradición valenciana.

Los organizadores hicieron un montaje que en su primera parte se ha centró en el colorido, donde predominaban los colores rojo, amarillo y azul, representativos de la bandera local y donde también se coló algún tono verde en representación a las palmeras ilicitanas. Buscaban dar a todo el público en Elche un espectáculo de luz y colores en pleno día y lo consiguieron, añadiendo una descarga impresionante de sonidos variados. Hacia la mitad del espectáculo le fueron dando más protagonismo a los artefactos de suelo.

La mascletà de la Pirotecnia Turis estuvo marcada por un conjunto de humo de colores, luces y sonido de los artefactos aéreos que se combinaban con varias bombadas de pólvora hacia el cielo. La potencia sonora comenzó a aumentar a medida que avanzaba el espectáculo y los elementos terrestres fueron tomando el protagonismo a los aéreos. En un montaje muy completo, el entorno del Palacio de Altamira se fue cubriendo de fuego y tradición por aire y tierra. El final estuvo marcado por una pausa que supuso la calma que aproximaba la tormenta. Las explosiones potentes en el suelo fueron la previa de un terremoto doble, breve pero contundente. Una cohetà final puso el punto a un espectáculo muy visual y aplaudido por el público.

Como anécdota, justo al comienzo del espectáculo, uno de los cohetes provocó un pequeño incendio en la ladera del río que se saldó con una pequeña extensión de matorral quemada y que fue inmediatamente sofocado por los bomberos. Hoy será el turno de la Pirotecnia Hermanos Ferrández.