El noveno concurso de mascletás de las fiestas de Elche ha empezado con muy buen pie. La mascletá que este mediodía ha tenido lugar junto al Palacio de Altamira ha dejado un gran sabor de boca entre los cientos de ilicitanos y visitantes que se han acercado a disfrutar de ella. El concurso ha empezado con gran intensidad por parte de la Pirotecnia del Mediterráneo. Buscaban sorprender al público de Elche y lo han conseguido, a buen seguro, con una descarga muy potente, que no ha dejado indiferente a ninguna de las personas que se han acercado esta mañana, en una jornada en la que el termómetro ha dado una tregua y no se ha padecido el calor de las últimas semanas.

La mascletá de la pirotecnia ha estado marcada por un comienzo con tres partes aérea, una primera muy rápida y otras dos más lentas, pero con mayor carga pirotécnica. Posteriormente la mascletà ha contado con seis partes, que han ido de más a menos, y un terremoto final que ha gustado mucho entre los espectadores. "Cuando pensábamos que se estaba acabando, ha tenido un repunto final que ha sido espectacular", coincidían muchos de los ilicitanos que se han acercado a vivir en directo este espectáculo, buenos conocedores de esta tradición.

La de hoy ha sido la segunda mascletà durante las Fiestas de Elche.El martes, la pirotecnia Alacantina andentró a los ilicitanos en un espectáculo de colores y truenos con la Mascletà de Bienvenida de las Fiestas de Elche. El Hort del Monjo fue el escenario de esta actividad que por primera vez se celebró en los festejos ilicitanos.

Alejados de Traspalacio, el enclave al que tradicionalmente están acostrumbrados los ilicitanos a ver las mascletàs del concurso, los espectadores abrieron boca el martes en una cita con la pólvora de casi 7 minutos de duración.

Los colores encabezaron a las carcasas trueno, de manera que la mascletà aérea antecedió a la terrestre.

En total, 70 kilos de pólvora, según la pirotecnia Alacantina, se dispararon durante la explosión de los artificios. Los pirotécnicos encendieron la mascletà de forma manual y se vieron obligados a reducir el montaje, ya que las dimensiones del Hort del Monjo son más reducidas que las de Traspalacio. Entre las anécdotas, también destacó un ligero parón que sufrió la mascletà de apenas segundos porque se apagó la mecha por el viento. Algo que no pasó desapercibido para algunos espectadores.