Rien, leen, atienden a medios de comunicación, hablan con turistas ya sea en castellano, inglés o francés, participan en actos oficiales y populares, madrugan, trasnochan y, si pueden, descansan entre los huecos que les dejan las ajetreadas jornadas de las celebraciones patronales ilicitanas.

Las Reinas y Damas de las fiestas de Elche representan a los vecinos de la ciudad en sus festejos y dedican mucho tiempo y esfuerzo a prepararse y estar a punto para cada acto oficial al que han de asistir. Las seis festeras, entre ellas la Reina Mayor, Laura Pomares y las Damas Rebeca López y Sandra Martínez y la Reina Infantil, Paula Ruiz y las Damas Infantiles Edurne Hernández y Atenea Komovas pasan mucho tiempo juntas y se demuestra en la complicidad que reina entre ellas y en cómo cooperan para hacer más llevaderos los momentos más duros del día.

Ayer, el primer acto oficial al que asistieron fue el concurso del arroz con costra y el corte del plato ilicitano por excelencia. Allí, entre las atenciones a medios y autoridades, las Reina Mayor, Laura Pomares, traductora e intérprete tuvo la oportunidad de hablar con turistas holandeses y belgas que se acercaron a la ciudad para conocer la ciudad.

Tras ese acto, las representantes más pequeñas comieron en casa y se prepararon para asistir a la Prova de l'Angel. Las mayores fueron al hotel Huerto del Cura para cambiarse y vestirse con el traje regional. Con sumo cuidado ultiman todos los detalles de la vestimenta que, en el caso de las representantes oficiales, son financiados por el Ayuntamiento pero que pueden llegar a costar a las festeras más de 3.000 euros entre ropa y complementos necesarios para estar a punto.

Y de ahí, al siguiente acto. Todas ellas asistieron en la Plaça de Baix a la Entrada Mora y luego acabaron en el recinto de la comisión Baltasar Tristany para compartir tiempo con sus festeros y celebrar, de paso, el cumpleaños de la Reina Infantil, Paula Botella, que cumplió ayer uno de sus aniversarios más especiales en el que estrenó sus 11 años. Para todas ellas el esfuerzo merece la pena.