El endurecimiento del reglamento estatal para el uso de los explosivos no ha bajado los ánimos entre los festeros ilicitanos, sino más bien todo lo contrario. Los Moros y Cristianos dispararán mañana más de un centenar de kilos de pólvora en el Alardo y regresarán a los niveles de participación de 2008, año crítico para el colectivo tras explotar un arcabuz y dejar a cuatro personas heridas.

Con la entrada en vigor de la nueva normativa, los festeros se han visto obligados a sacarse el permiso de armas para estas fiestas, lo que supone un desembolso extra de dinero que había puesto en jaque a la asociación de Moros y Cristianos ante el temor de que el acto de arcabucería se pudiera ver apagado este agosto. Sin embargo, la entidad ilicitana decidió adelantarse y poner de su bolsillo el dinero que cuesta cada licencia armanentística.

La iniciativa ha desembocado ahora en que el Alardo incremente su participación en un 40% respecto al pasado ejercicio, lo que supondrá engrandecer todavía más uno de los actos más sonados de la programación de Moros y Cristianos. Y es que con este aumento, los festeros dispararán por las calles ilicitanas más de un centenar de kilos de pólvora -un kilo cada uno- desde las nueve de la mañana. Si en las pasadas fiestas, la cita ya contó con 80 participantes, debido al cambio de horario, que pasó por trasladar la actividad de la tarde a la mañana, este año el acto sobrepasará las 110 personas.

Estas cifras han supuesto para la asociación festera batir récords en cuanto a los festeros que representarán la lucha de los dos bandos bajo el estruendo de los trabucos. Una implicación que, según apuntó ayer el vicepresidente de la entidad, Tomás Campello, no se conseguía desde el año del fatídico accidente. Precisamente, por ese siniestro, la asociación sufría el embargo de su sede a finales de 2016, al tener que asumir el pago de una indemnización. Ayer, el colectivo estrenaba un punto de encuentro cedido por el Ayuntamiento junto a la Calahorra.

Fue tras el susto de 2008 y con la crisis económica de por medio cuando el respaldo de los festeros a este acto cayó progresivamente. «Ha supuesto un gran desembolso para la asociación, que se ha visto obligada a reducir fondos de otros lados, pero el sacrificio se va a ver recompensado en el Alardo», explicaba ayer el representante de la entidad festera. Alrededor de 2.300 euros -25 euros cada una- es la cantidad que ha sufragado la asociación para que todos los disparadores pudieran contar con el permiso de armas válido para los próximos cinco años y exigido por la Subdelegación de Gobierno.

El reparto de la pólvora se convertía ayer por la mañana en la antesala tradicional de los días grandes de los Moros y Cristianos de Elche, que este año celebran el 40 aniversario de la asociación. Bajo la supervisión de la Guardia Civil, los festeros fueron presentando uno a uno su documentación de identidad y su licencia recien obtenida para poder hacerse con el kilo de carga asignado.

«Antes, con una fotocopia del carné de conducir servía para recoger la pólvora», recordaban ayer durante el reparto de los explosivos en una nave del polígono de Carrús. Con esta novedad sobre la mesa y con la vista puesta en 2019, fecha en la que los festeros tendrán que adaptarse a nuevas reglas para los actos de arcabucería, los Moros y Cristianos cuentan las horas para hacer realidad una de sus tradiciones más sonadas. Las mujeres, que ya duplicaron el pasado ejercicio su implicación en el Alardo, verán incrementar mañana su presencia en un 80%, según apuntaron desde el colectivo. Aunque la participación todavía no es paritaria, cada vez son más las festeras que unen a la cita con la pólvora.