La tendencia por lo natural no se limita tan solo a los alimentos u otras terapias médicas sino que ha llegado también, y con cada vez más fuerza, a los partos. La tendencia a dar a luz de forma natural ha duplicado el número de alumbramientos «a la carta» en el Hospital General de Elche, donde cada vez más futuras madres personalizan su plan de parto, incluido en la cartilla de embarazo que reparten todos los hospitales a las embarazadas. En esta hoja de ruta que servirá a los facultativos para preparar el dispositivo médico personalizado, figuran desde la posibilidad de poder escuchar música durante el proceso de dilatación, que en muchas ocasiones se prolonga durante horas, o la posibilidad de poder tener llevar consigo algún libro, revistas u objetos personales.

La naturalización del parto pasa además por la renuncia o disminución de medicamentos desde la oxitocina, empleado frecuentemente para acelerar las contracciones y la dilatación, hasta la administración de la epidural. Esta última supone en muchas ocasiones un dolor de cabeza para los médicos porque «hay mujeres que no firman el permiso para administrarla antes de ponerse de parto, y cuando ven que no soportan el dolor, la piden. El problema es que la ley marca que el permiso ha de firmarse con 24 horas de antelación, para que la paciente lo haga libremente y no bajo la presión del dolor, lo que ha generado más de un conflicto con los anestesistas», asegura el doctor José María Rodríguez Ingelmo, jefe del servicio de Ginecología en el Hospital General. Por tanto, recomienda firmar la autorización a mitad del embarazo, pues «en contra de lo que muchas veces se piensa, firmar el consentimiento no implica que se vaya a administrar sí o sí, es algo que se decide in situ».

Aun así, de los 1.349 nacimientos que se produjeron el pasado año en el Hospital General, el 66,73 son alumbramientos con epidural, y tan solo una de cada diez dio a luz sin ningún tipo de anestesia, ni tan siquiera local. Sin embargo, los datos apuntan a que la tendencia a naturalizar el parto está en auge. Una buena prueba de ello es que en 2016, 29 mujeres hicieron uso de ese plan de partos personalizado, mientras que en la primera mitad de 2017 se han alcanzado los 25.

Entre las consignas que incluye ese documento está la posibilidad de elegir que no se les administre un edema, para evitar defecaciones por la fuerza del empuje, no rasurar el vello púbico, la monitorización intermitente y no permanente del bebé, para evitar mayores mecanismos artificiales, que no se rompa artificialmente la bolsa de las aguas o poder ingerir líquidos y evitar la ayuna.

Criterio médico

Sin embargo, alguna de estas peticiones puede chocar con el criterio médico, pues «todo tiene un porqué», explica el doctor Ingelmo. En el caso del rasuramiento, se trata de evitar infecciones, y de facilitar a que «si hay que cortar, luego pueda coserse en mejores condiciones y el vello no moleste». En cuanto a los enemas, además de por las infecciones, se trata de mejorar la confortabilidad de la paciente, pues al empujar el feto, comprime el intestino y hace expulsar las heces, por lo que, al administrar el edema al principio del parto, se evitan esos problemas. En el caso de ingerir líquidos y alimentos, se trata de estar preparados para reducir el riesgo en caso de que hiciera falta una intervención quirúrgica.