Horas de buceo en las que cogía erizos y lapas junto a su padre en la juventud, vacaciones de verano en el Peñón de Ifach, la luz blanca característica de los pueblos bañados por el Mediterráneo? Todos estos recuerdos y vivencias han sido la inspiración que ha encontrado la artista ilicitana Sol Pérez para alumbrar su nueva colección de cerámica, más de 25 piezas que forman la muestra Marítimus, una exposición que se exhibirá a partir del 13 de septiembre en la Sala Juana Francés de la Sede Ciudad de la Universidad de Alicante.

Hasta mediados de octubre se podrá visitar la exposición en la que la ceramista ha trabajado durante los últimos años, y en la que ha apostado únicamente por el blanco y el negro para no perderse «en el manto de los colores y barnices». Sus blancas porcelanas no suponen una copia sin más de lo que alguien encontraría en una inmersión en el mar. La obra expresa muchos pensamientos relacionados con la costa y la playa, y sirve como reflexión de una vida entera.

«Todo es puro, limpio, aséptico. Un entorno en blanco y negro, en silencio, en calma, tan profundo como el mar», asegura el director de la Sede Ciudad de la UA, Jorge Olcina, en el catálogo de Marítumus, en un texto que ha escrito junto a María Marco. No es la primera vez que Sol Pérez colabora con la Universidad de Alicante. Lleva haciéndolo desde el ya lejano 1988, año en el que participó en la muestra Nueve ceramistas alicantinos, junto a los artistas Ángeles Antolí, Morán Berruti, Luis Cámara, Beatriz Candela, Matilde Carbonell, Mari Carmen de la Fuente, Mari Carmen Naranja y María Ponsoda.

Sol Pérez ha querido huir de los artificios en esta ocasión para quedarse con las ideas más puras que relaciona con el mundo marítimo. Por eso, apuesta por la porcelana blanca. «Si ahora vas a Santa Pola, puedes ver que el color blanco es tan fuerte que hasta te quema. También es una forma de quejarme del exceso de calor, de lo elevado de las temperaturas. Es cierto que durante el invierno se pueden apreciar otros colores en el Mediterráneo, como son los tonos turquesas o violetas», confiesa la autora.

Más de dos años ha pasado Sol Pérez trabajando en su taller para crear las piezas que forman parte de la nueva colección Marítimus. La ceramista asegura que no le gusta «hacer exposiciones sin parar» y prefiere madurar sus proyectos hasta que tengan vida propia y valgan por sí mismos. En su anterior trabajo, de hace tres años, exploraba el mundo de las mariposas a través de grabados y serigrafías. «Me gusta todo lo orgánico, la naturaleza. Vivo en un jardín y me encanta observar», añade esta artista polifacética, autora también a lo largo de su carrera de un libro dedicado a la palmera datilera y cuyo monumento en homenaje al Mediterráneo puede verse en la playa del Cura de Torrevieja.

La ceramista ilicitana también participó en la muestra Espai de Llum, una instalación como homenaje a la ciudad de Alicante con motivo de su quinto centenario. Las columnas que formaron la muestra pueden verse actualmente en los jardines de la Facultad de Derecho de la Universidad Alicante.

En cerca de cuarenta años de carrera artística, Sol Pérez no ha querido que su obra se limitara únicamente a la cerámica, por lo que también ha realizado pinturas, grabados y fotografías, conjunción de técnicas que a partir de ahora se dan la mano en Marítimus, instalación que pone de manifiesto la riqueza del mar, de sus habitantes y naturaleza. «Tengo que reconocer que la pintura no es lo mío, que estoy más a gusto con los relieves y las esculturas. Lo que sí que me apasiona es la fotografía, porque representa la forma personal de mirar y captar el mundo», puntualiza la ilicitana.

A partir de septiembre, el público que acuda a la Sede Ciudad de Alicante de la UA para contemplar Marítimus podrá disfrutar con una muestra repleta de texturas, de materiales puros, sin adornos. Los ocres de las anteriores colecciones de la artista se han alejado en esta ocasión para dejar paso a un blanco radiante. También sorprenderán las espinas en contraste con fondos negros o las raspas secas de los peces, que brillarán con luz propia.

Aunque no rechaza el reconocimiento externo, Sol Pérez señala que su mayor motivación la encuentra en su trabajo, en las horas que pasa en su taller y que le permiten descubrir aspectos de sí misma y de una naturaleza que le apasiona. Con Marítumus, regresa a la niñez, a los recuerdos de los paseos por la playa junto a su familia, al sonido plácido de las olas meciéndose y al intenso olor que desprenden las algas.