Natural de Aspe, el sacerdote Ángel Bonavía regresará a mediados de septiembre a Elche, donde ya ha estuvo destinado seis años. Vuelve para hacerse cargo de la basílica de Santa María. Ilusionado y esperanzado, Bonavía es conocedor del templo ilicitano, ya que, durante su etapa al frente de la iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, y como vicario de zona, pudo conocer de cerca el lugar al que dedicará sus próximos años.
¿Qué significa para usted el encargo del obispo Jesús Murgui?
Ha sido una sorpresa. No me esperaba este nombramiento. Pero también recibo el encargo con esperanza. He estado en Elche, en el Corazón de Jesús, y sé lo que significa la basílica de Santa María, por lo que estoy un poco expectante. Mi intención es llegar a Elche después de las fiestas de Villena, a mediados de septiembre.
¿Qué recuerda de su anterior paso por Elche?
De mi primer paso por Elche tengo muchos recuerdos, y todos buenos. La buena gente, las características de la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, con muchos grupos, la Semana Santa... Mi vivencia fue muy agradable e interesante.
¿Cómo va a enfocar su trabajo en Santa María?
Todavía estoy asimilando el nombramiento, pero lo que tenemos que hacer es trabajar en colaboración con los sacerdotes que vamos a estar allí, y con el resto de sacerdotes de arciprestazgo. Siempre colaborando y trabajando todos juntos.
Ampliar la participación ciudadana es uno de los retos de la Iglesia. ¿Es su objetivo?
Yo me considero una persona a la que, por naturaleza, me gusta mucho tratar con la gente y estar con la gente en todos los momentos, y eso lo voy a seguir haciendo. La intención de todos los sacerdotes es fortalecer los lazos de las comunidades con Cristo, con la Iglesia, y ayudar a seguir creyendo en la fe a todas las personas.
¿Cómo se puede acabar con la crisis de fe?
La crisis de fe es algo que siempre ha estado ahí. Hemos pasado momentos más difíciles, y comprometidos. Pero hoy la Iglesia en su conjunto está mejor que en otras épocas, y considero que la gente que quiere vivir su fe en la Iglesia lo hace responsablemente. La participación en la Iglesia es de las personas que quieren. No existe ningún tipo de obligación, como ha podido existir en otras ocasiones. Pero no por ello debe dejar de ser una fe exigente y comprometida. Por eso, nuestra labor tiene que ser acompañar a las personas en el proceso de creer en la fe. La misión de un párroco es ser cercano y que así lo sientan las personas.
¿Está de acuerdo con la apertura que está llevando a cabo el Papa Francisco?
El Papa Francisco ha abierto las ventanas de la Iglesia, utilizando el ejemplo de Juan XXIII, basándose en el Concilio que decía que hay que abrir las ventanas para que entre el aire, aunque se hiele algo. El Papa ha abierto las ventanas. Siempre se ha dicho que de la Iglesia se esperan signos, detalles que den un poco de sentido a todo lo que se pretende, y con el Papa Francisco se están multiplicando estos signos que indican el nuevo camino de la Iglesia. Ojalá que le imitemos muchos y que él pueda seguir esta labor.
