Los trabajadores municipales regresaron ayer a la casa anexa a La Calahorra para retomar la obra de reforma que paralizó la Generalitat Valenciana. El Ayuntamiento inició la rehabilitación del inmueble, para cederlo como sede a la Asociación Festera de Moros y Cristianos de Elche después del embargo de su sede, sin comunicarlo previamente a la Conselleria de Cultura.

La propiedad del inmueble es del Consell y el Ayuntamiento tiene cedido el uso de La Calahorra y de este edificio anexo, que antiguamente albergaba un establecimiento de hostelería. Según este acuerdo, el Ayuntamiento no puede llevar a cabo ninguna modificación del edificio sin antes dar parte a la conselleria de Vicent Marzà, con el fin de velar por la conservación del conjunto que preside la fortaleza islámica.

La Generalitat Valenciana ordenó paralizar las obras el pasado viernes, tras conocer que se estaban llevando a cabo trabajos de albañilería de los que no había sido informada previamente, como está establecido en el convenio de cesión del uso del inmueble cultural.

Además de paralizar la obra, el Consell envió un arquitecto de los servicios territoriales de Alicante para realizar una inspección a los trabajos que se habían puesto en marcha. En esta visita se comprobó, según indicaron desde la Conselleria de Cultura, que «las actuaciones realizadas no tienen ninguna trascendencia patrimonial al tratarse de obras de mantenimiento y conservación».

Por este motivo, la Conselleria de Cultura ha permitido al Ayuntamiento continuar con los trabajos, una vez que ha tenido conocimiento del proyecto, del que pidió un informe al Ayuntamiento.