A espaldas del reluciente Parque Infantil de Tráfico, entre la rambla del Vinalopó y los huertos de palmeras que ocultan las Casas de Ferrández, el circuito de balsas que conforman el conocido como parque de los peces dibuja un horizonte de fango y suciedad que llega a difuminar el color de las carpas. Una tonalidad marrón chocolate impregna las aguas estancada en estas pequeñas charcas sobre las que, además, flotaban bolsas vacías de patatas y alguna botella de agua. Una vecina de la zona que ayer paseaba por el recinto denuncia que «hace un par de años que no se regenera el agua ni se limpian las charcas» y que ya «apenas se ven ejemplares de carpas o tortugas como antaño». Los peces apenas sacan la cabeza a flote para comer, único instante en el que se hacen visibles para los visitantes.

El cieno que cubre el suelo de las charcas ensucia la imagen de un parque al que muchas parejas jóvenes se acercan con sus hijos para disfrutar de un enclave privilegiado en el mismo centro de la ciudad. «Es una pena», asegura otra mujer mientras recorre las charcas con su hija. La pequeña está desilusionada, esperaba otra cosa. Frente al agua, con la cabeza agachada, pregunta a su madre por los peces. «¿Dónde están?». Sólo conseguirá verlos tras desmenuzar parte de la barra de pan que lleva entre manos y arrojar los pequeños trozos al agua. «Es una pena que un sitio como este, tan bonito, se encuentre así de descuidado», asegura esta madre.

Más allá de la suciedad acumulada en las charcas, la acequia que recorre el lateral del parque no presenta mejor aspecto. El suelo está impregnado de cañas y podas de palmeras, llegando incluso a haber troncos partidos y tuberías al aire que unen los dos extremos de una canalización sobre la que se eleva el mirador del Valle Trenzado y la Acequia Mayor.

La falta de mantenimiento de las charcas también se traslada al mobiliario. El sol se ha comido ya no el barniz de los bancos, sino la pintura; alguno está roto y sus reposabrazos y anclajes, oxidados. Además, al menos la mitad de las papeleras se encuentran sin bolsa y algunas piedras que cercan las jardineras están rotas y tumbadas.