Los vecinos del barrio de Casablanca piden a gritos una mayor atención por parte del Ayuntamiento, toda vez que la mayoría de sus quejas «caen en saco roto», dicen, y no encuentran respuesta desde el Consistorio; al menos, en forma de soluciones. Aceras levantadas por las raíces de los árboles que generan peligrosos desniveles, plantas rodeadas de baldosines desprendidos de los perfiles de las propias jardineras, problemas de convivencia entre ciclistas y peatones o perros sueltos por los parques cuyos dueños no recogen sus excrementos son solo algunos de los problemas que saltan a la vista a plena luz del día, paseando apenas unos minutos por las calles del barrio. Otros más intangibles, como el de la seguridad, también preocupa a sus residentes. Y mucho.

Un improvisado parking sin asfaltar da la bienvenida a un barrio en el que, según varios vecinos, faltan plazas de aparcamiento. Tal es así que muchas veces los coches quedan atrapados en este solar, taponados por otros vehículos. Además, los coches desprenden «muchísimo polvo» a causa de la tierra que levantan al aparcar, con la consiguiente molestia para las viandantes. A sus espaldas, hay un parque decorado por graffitis que frecuentar grupos de chavales con perros y que, según Maribel, propietaria de un comercio cercano, «no recogen las cacas y no echan agua sobre los orines». Al otro lado de la carretera hay otro parque infantil, más antiguo y deteriorado.

«Aquí cuesta mucho ver a alguien limpiando o barriendo. No han fumigado y los árboles están llenos de bichos», señala una vecina, usuaria habitual del recinto con sus nietos, tras sortear los baches que dibuja su suelo de ladrillo. Una parte de la jardinera luce al descubierto, gris como el cemento. Los baldosines de una de las esquinas se han desprendido y yacen junto a las flores a la espera de que alguien los retire. Sin embargo, la mayor queja recae sobre el sistema de alcantarillado de su fuente. «Todas las tardes se emboza y el río de agua recorre el parque y llega hasta mi terraza», señala Marcelina, dueña de un bar contiguo y que ha presentado varias quejas ante el Ayuntamiento. Denuncia que el parque está «hecho polvo» y que «salen muchas cucarachas por los sumideros».

Más allá de las deficiencias estructurales del barrio, los vecinos reclaman más zonas verdes y una mayor presencia policial. La inseguridad asoma como el principal problema para muchos de sus residentes, según aseguran, y denuncian «problemas de madrugada». «Yo he presentado dos denuncias», llega incluso a asegurar Maribel.

Los vecinos afirman que la mayoría de sus quejas han sido trasladadas al Ayuntamiento formalmente, tanto por escrito como por teléfono, sin lograr la respuesta esperada hasta la fecha.