Bendita tecnología. Esto es lo que tuvo que pensar el propietario del teléfono que robaron el pasado martes en las inmediaciones de la plaza Reyes Católicos de Elche, tras romper el cristal de un coche para sustraer el smartphone. El susto que se llevó la víctima solo es comparable a la sorpresa que se tuvo que llevar el ladrón cuando descubrió que el objeto sustraído se convirtió en un preciso mapa que llevó a los agentes hasta él.

El modelo de móvil sustraído, un iPhone, contiene en su sistema operativo un sistema de localización permanente para, en caso de robo o pérdida, indicar al propietario el punto exacto del terminal. Un sistema que funciona pese a que se inserte otra tarjeta SIM, ya que lo único necesario es una conexión a internet, ya sea móvil o mediante wifi.

Esta localización es lo que llevó a la Policía hasta las puertas de la casa del detenido, de unos 50 años y con antecedentes por robo. Una forma de localizar al ladrón algo inusual, pero que, sin embargo, cada vez es más frecuente. Este sistema antirrobo, además de funcionar con una simple conexión a internet, venga de donde venga, registra la posición del terminar cada cierto tiempo, y el usuario puede consultarla desde el ordenador a distancia, tanto de forma instantánea como ese histórico de ubicaciones. Esto permite seguir el rastro aunque el ladrón apague el terminal, pues habrá quedado registrada la última localización.

Sin embargo, hasta la acción de apagarlo no es fácil, ya que el hecho de que muchos de estos terminales tengan activado el código de desbloqueo, ya sea numérico o a través de la huella dactilar, hace que ni siquiera puedan quedarse fuera de servicio tras ser robados. Ni siquiera la batería es extraíble, por lo que el ladrón tiene que esperar hasta hackear el teléfono o que se quede sin batería para que la localización por GPS deje de estar disponible.

Unas medidas de seguridad que dejan cierto tiempo de margen al usuario para, de forma remota, averiguar dónde está su terminal y, como en este caso, poder recuperarlo.

El ladrón, que pasó ayer a disposición judicial, ha quedado en libertad con cargos. El fiscal le imputa un robo con fuerza en el vehículo, para sustraer el teléfono. Un delito penado con de uno a tres años de prisión. La Policía advierte de que estos sistemas de localización son cada vez más frecuentes, y que ya existen hasta vehículos que integran un chip GPS para localizarlo en caso de robo. Un motivo más para descubrir a los amantes de lo ajeno e incluso de ahuyentar a los ladrones.