Todos los locales de hostelería tendrán que tener en un año instalados limitadores del ruido con control remoto y con línea directa con el Ayuntamiento de Elche para detectar si algún establecimiento sobrepasa los decibelios permitidos. Las discotecas tendrán que darse más prisa y tener listos los dispositivos en un plazo de seis meses.

Esta será una de las novedades de la nueva Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica, que ya está expuesta públicamente en trámite de audiencia y, a menos que se produzcan alegaciones, el tripartito pretende sacarla adelante en el próximo pleno de julio. La instalación de estos dispositivos será una obligación en Elche, hasta tal punto de que, si el dispositivo no envía diariamente los datos al sistema de inspección, el Ayuntamiento podría suspender de manera preventiva la actividad. Además, manipular el equipo limitador será una infracción grave que podría acarrear una multa de entre 601 euros y 6.000 euros y la retirada temporal de las licencias o de las autorizaciones correspondientes.

Con este nuevo reglamento, el Ejecutivo local quiere asegurarse que dentro del local se cumple con la ordenanza, tal y como recalcaba ayer el concejal de Aperturas, Carlos Sánchez. De ahí que el sistema permitirá controlar si hay manipulaciones y los servicios técnicos municipales serán los encargados directos de controlar el ruido.

Pese a que todavía no ha entrado en vigor, la medida ya ha empezado a calar de lleno y ha sido recibida con resignación en negocios obligados a este requerimiento. De hecho, desde la Asociación de Hosteleros de Elche (HostElx) apuntaron ayer que muchos establecimientos nuevos directamente ya abren sus puertas con este dispositivo. Y es que los locales deberán, incluso, disponer del certificado de instalación del limitador y dar cuenta de todos los equipos musicales. «No nos queda otra. Nos han impuesto esta norma y tenemos que acatarla todos por igual. Esto supone controlarlo todo, hasta si un local abre más tiempo del permitido», señala Juan Carlos Altet, portavoz de HostElx. El representante del sector cifra en 3.000 euros el desembolso que tienen que hacer los locales para instalar el nuevo controlador del ruido.

Infracciones

La nueva ordenanza no solo contempla como infracción el no instalar un limitador del ruido. Hay otras muchas conductas tipificadas en el reglamento que conllevan sanciones. La primera es superar los límites sonoros establecidos (104 decibelios para discotecas y 90 para pubs, bares y otros establecimientos con equipos de música).

En caso de ser leves, como en este supuesto, las multas van desde los 60 hasta los 600 euros. También estará considerada infracción leve la utilización de dispositivos sonoros con fines de propaganda o reclamo que superen los niveles del ruido permitido. En la misma línea, instalar reproductores de voz, amplificadores de sonido, televisiones o radios en la calle y sin autorización está considerado infracción leve.

Por otra parte, poner trabas a una inspección será concebido como infracción grave, además de celebrar verbenas o conciertos sin contar con la autorización, entre otras cuestiones.

Otras novedades

La contaminación acústica en la calle es otro de los principales desafíos con los que pretende luchar el tripartito. De ahí que haya desarrollado un nuevo protocolo para la medición de los ruidos de impacto, como el arrastre de las sillas de las terrazas y de los establecimientos de hostelería. En la calle también habrá control del ruido con micrófonos ambientales para medir el impacto de las áreas de carga y descarga o de las mudanzas, en caso de que el Ayuntamiento reciba quejas. Además, los aires acondicionados de los negocios también estarán en el punto de mira.

Entre las novedades que contempla el reglamento, está también la recuperación del Observatorio del Ruido para dar voz a representantes vecinales, empresarios y a la Policía Local. Asimismo, habrá una oficina virtual para atender a las consultas de ciudadanas con relación al ruido, recibir quejas o resolver denuncias. Más allá de lo que ya recoge la ordenanza, el tripartito también abre la puerta a instalar semáforos del ruido para señalar en verde los negocios responsables.