El drama que viven desde hace seis años las millones de desplazadas sirias que abandonaron su país huyendo de las bombas llevó a Yasmin Cayali a fundar la ONG Sonrisas y Aceitunas con la que colabora la Fundación Esperanza Pertusa de Gioseppo. Lo que comenzó siendo un sueño se ha convertido en la tabla de salvación de estas mujeres en el Líbano.

¿Cuándo y con qué objetivo decide fundar la ONG Sonrisas y Aceitunas?

Se trata de un proyecto nacido en Siria y con el que empezamos a trabajar en 2012 en el Líbano, país al que se trasladó la mayor masa de refugiados. Teníamos la idea estratégica de un cambio en la forma de intervención, y con ese objetivo empezamos a desarrollar nuestra labor sobre el terreno. Al principio, solo repartíamos comida y hacíamos ayuda de emergencia, pero después entendimos que la crisis iba a ser muy larga y nos dimos cuenta de que necesitábamos empoderar a la gente y ofrecerle una ayuda que supusiera un cambio. Pensamos que las mujeres, junto a sus hijos, eran las más vulnerables y las más afectadas por el conflicto. Así es como empezamos nuestro primer proyecto con talleres de bordado para mujeres.

Usted es de Alepo, ¿cómo es el día a día en el corazón del conflicto sirio?

Actualmente parece que los bombardeos han cesado, pero hay una situación de inseguridad diaria con la que es muy difícil convivir. No hay agua, no hay electricidad, no hay servicios sanitarios, hay robos? Yo tengo familiares que todavía siguen viviendo allí y que se encuentran en una situación muy complicada.

¿Se puede combatir sin armas el terrorismo del Estado Islámico o es una utopía?

En los campos de refugiados es fácil que entren las ideas extremistas, por eso nosotros estamos trabajando con las mujeres. Si conseguimos empoderarlas, ellas conseguirán que sus maridos y sus hijos no se adentren es estos círculos del terror. Es difícil pero, a largo plazo, no es imposible.

¿Cómo valora la actuación de Europa ante la que ya es la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial?

La ayuda económica que está prestando Europa a los proyectos que las ONG realizan está llegando, pero de forma muy lenta. Debería haber un cambio en la forma en la que Europa ve a los refugiados. No es gente que quiera instalarse aquí, no quieren invadir ningún país. Simplemente vienen buscando seguridad.

¿Cómo imagina el futuro de Siria cuando acabe una guerra que ha devastado el país?

Los sirios tenemos un gran sentido de pertenencia a nuestra tierra, y eso sucede en todos los estratos económicos y sociales. Cuando hablas con la gente en los campos e incluso los que están fuera, todos quieren regresar. Yo misma estoy esperando a que haya seguridad para volver a mi país. Regresaremos y reconstruiremos Siria, que es el lugar donde hemos nacido y siempre hemos querido vivir.

¿En qué situación se encuentran los refugiados establecidos en los países limítrofes?

En Líbano, sin ir más lejos, los campos de refugiados no son oficiales. Son comunidades de acogida y allí no tienen estatus de refugiado. En todos los países cercanos ya no están recibiendo ayuda para la comida. Les falta lo más básico: alimentos y seguridad.

¿Cómo sería su realidad sin la ayuda de las ONG?

No la podría describir. Incluso con todos los proyectos que estamos haciendo allí, esto es un trabajo de países. En Chatila hay 20.000 niños sirios y solo hay una escuela para 800. No es nada. Es como un horno para pollos. No hay luz, no hay aseos, no hay puertas, no hay ventanas? Uno no se lo puede imaginar si no lo ve.

¿Cómo es la evolución de las mujeres con las que trabajan desde Sonrisas y Aceitunas?

Hace cinco años, cuando empezamos a trabajar con las mujeres, nos costaba incluso sacarlas de casa para que vinieran a aprender a bordar. La alianza que mantenemos con la Fundación Esperanza Pertusa de Gioseppo ha permitido que se empoderen y se sienten orgullosas del trabajo que están haciendo. Les ha demostrado que ellas, desde su pequeño lugar, pueden marcar la diferencia. Ahora, muchas de estas mujeres son el sustento económico de sus familias y un auténtico referente para sus hijos.