La futura Ley del Palmeral blindará del ladrillo los huertos protegidos por la Unesco y los que se encuentran fuera de esa declaración, pero dentro del casco urbano. En cambio, sí que permitirá reconvertir viviendas ya construidas en hoteles o restaurantes. Con esta medida, incluida ya en la propuesta que el Ayuntamiento pondrá sobre la mesa del Consell la próxima semana, el objetivo es dar un uso sostenible y poner en valor aquellos enclaves donde ya hay un uso residencial privado, según fuentes que han participado en la redacción de la propuesta.

Se trata de una transformación que irá sujeta a una serie de condicionantes, como la presentación de un informe de integración paisajística, y siempre y cuando se respete la condición agrícola del huerto, con su esencia natural, como el sistema de riego tradicional. Esa normativa, tal y como ahora está redactada, recoge que «podrán autorizarse cambios de uso si se considerara conveniente, siempre tratándose de residencial privado a uso hotelero u hostelero». No al revés. Lo que no estará permitido es convertir un hotel en una vivienda. No obstante, el Ayuntamiento siempre se encargará de estudiar caso por caso los proyectos.

Más allá de este apartado, el tripartito busca incrementar la tutela jurídica del Patrimonio de la Humanidad. Por ello, ha buscado blindar al máximo del ladrillo los huertos históricos y borrar del mapa cualquier amenaza de desarollo urbanístico que pueda sobrevolar sobre este enclave. Y es que, de acuerdo al Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) actual y vigente desde el año 1998, sí que estaría permitida la edificación en determinadas zonas. Durante siete años, la suspensión de licencias de edificación, parcelación y demolición había permitido proteger del planeamiento urbanístico este escenario. Sin embargo, desde 2012, tras cuatro prorrogas consecutivas, esa suspensión se agotó.

De hecho, a partir de ahí, y en varias ocasiones, desde plataformas como Volem Palmerar han solicitado al Ayuntamiento una protección especial para impedir nuevas edificaciones.

Ahora, tres décadas después de la primera Ley del Palmeral, Elche ha definido ya los usos permitidos en las diferentes zonas de palmeras del territorio ilicitano. Con la propuesta municipal, habrá dos zonas claramente diferenciadas. El paisaje protegido por la Unesco, y también el del resto de la ciudad, quedará limitado a un uso agrícola, social y ambiental.

Con ello, estará prohibido construir viviendas y colegios en esta área y tampoco se contemplan las casas prefabricadas. En este caso, lo que sí que estará permitida será la rehabilitación, pero en ningún caso la ampliación, tal y como aseguraron ayer desde el equipo de gobierno. Por contra, en las zonas del Palmeral que se encuentren en el área de tutela rural, esto es en el campo, sí que se abrirá la mano. Aquí, el tripartito quiere permitir un uso residencial y turístico, pero con restricciones. Solo se podrá construir en un 2% de las parcelas y las edificaciones no podrán superar las dos plantas de altura.

Otra cosa que traerá consigo la nueva ley es incrementar la transparencia y la participación en el funcionamiento del Patronato. Así, en este órgano y en la junta gestora y comisión técnica habrá un miembro en representación de las asociaciones cívicas vinculadas con el Palmeral, con voz y voto. Además, las reuniones del Patronato pasarán a ser públicas

La nueva ley incluye, como novedad, que la junta gestora podrá tener potestad sancionadora. Junto a ello, se creará el servicio de Inspección del Palmeral que tendrá la consideración de agente de la autoridad para poder denunciar cualquier infracción.

También recogerá un compromiso de financiación por parte de la Generalitat y del Ayuntamiento para garantizar el futuro del Palmeral ilicitano.