Segunda jornada ayer del juicio que se sigue en Elche contra seis acusados de conducción temeraria, uno de ellos, accionista de la firma ilicitana Hawkers, y que saltó a las redes sociales por aparcar su Ferrari en una plaza para personas con discapacidad en un conocido centro comercial de la ciudad, se enfrenta, junto a otro de los han sido sentados en el banquillo, a cinco años de prisión, la pena máxima, por, al parecer, participar en carreras ilegales. Las defensas centraron sus esfuerzos en tratar de dejar claro que en los distintos vídeos de las supuestas carreras ilegales sus clientes no aparecen en las imágenes, en algunos casos tampoco se puede certificar que los turismos, de alta gama, sean propiedad de los acusados, y tampoco se podría certificar que las presuntas conducciones temerarias con riesgo para las personas se estuvieran realizando en circuitos o carreteras públicas.

En la sesión de ayer, y tras las declaraciones de los acusados en la pasada jornada del 17 de mayo, en torno a su supuesta participación en competiciones de vehículos grabadas en vídeo y subidas a la red, tocó el turno a los testigos propuestos por el Ministerio Fiscal y por la defensa. El primero en intervenir fue una persona que declaró por videoconferencia y que, a preguntas del fiscal y de uno de los cinco abogados defensores, señaló que había visto «una vez» al acusado que es accionista de la firma de gafas, negó que fuera a él al que quiso vender un coche y que su vehículo sí lo había prestado en otras ocasiones.

A continuación le llegó el turno a un arquitecto que hizo un informe de si las vías en las que se veía a los vehículos eran públicas o no. El experto indicó que no se trasladó hasta las carreteras que se mostraban en los vídeos para realizar el informe; que en una de las grabaciones, al ser de noche, no podía certificar si era vía pública o no; y a la pregunta de una de las defensas de si el aparcamiento de un campo de fútbol privado, en este caso el Martínez Valero, se puede considerar vía pública, el arquitecto entendía que sí.

Derrapes y líneas continuas

El tercero en testificar fue un agente de la Guardia Civil, instructor de las diligencias, quien aseguró que en las imágenes se podía ver que las conducciones eran completamente antirreglamentarias, se sobrepasaban las líneas continuas, hubo trompos y derrapes y que se podía poner en riesgo la vida no solo de los conductores, sino también de otros.

En este caso también las defensas preguntaron si el funcionario podía identificar en los vídeos a sus patrocinados, si se trataba en todos los casos de vías públicas, si eran competiciones (el agente no pudo decir a qué velocidad circulaban los vehículos implicados, aunque dijo que el toque de bocina que se oye suele indicar el inicio de la carrera a partir de una determinada velocidad) e incluso si cabía la posibilidad de que los trompos se debieran a gravilla o lubricante en las carreteras. El guardia civil reconoció que no salían en las imágenes a los acusados, pero sí en una entrevista previa, y que los trompos podían deberse a gravilla o lubricante, aunque no era probable.

No obstante, para el agente, dentro del contexto de las imágenes y lo publicitado en redes sociales, los acusados sí mantendrían una vinculación o protagonismo con los vídeos mostrados donde se realizan derrapes a «una velocidad inadecuada» e «invadiendo el sentido contrario sin respetar la línea continua». Un total de ocho testigos estaban llamados ayer a declarar.