Un accidente de coche ha dejado a una persona herida y atrapada en su vehículo. El tiempo corre y cada segundo cuenta para poder salvar su vida. El coche ha quedado tan destrozado por el impacto que los equipos sanitario no pueden acceder a su conductor. Es entonces cuando los bomberos deben realizar su excarcelación para su traslado a la ambulancia. Una labor en la que el cronómetro juega en contra. Cada segundo cuenta y la rapidez a la hora de hacer el rescate es crucial para salvar a la víctima.

En este caso se trata de un simulacro, pero por desgracia, es una de las situaciones a las que los efectivos de bomberos deben hacer frente cada día, y no es una labor fácil. Un equipo de 12 profesionales, todos del Parque de Elche menos un compañero de Alicante, entrenan estos meses de cara al II Campeonato de España de Rescate en Accidentes de Tráfico, que se celebrará en Lanzarote a partir del miércoles. La competición sirve de excusa para aumentar su entrenamiento y su formación, apunta José Antonio Guerrero, del equipo técnico.

Este grupo de bomberos, que se dividirá en dos equipos de seis para la competición que se desarrollará del miércoles al sábado, entrenan de forma periódica por pura afición. El último de estos entrenamientos lo realizaron el viernes, en un desguace de Catral, de cara al campeonato, pero estos excarcelamientos los realizan durante todo el año. Desde hace tres meses, como entrenamiento para la competición, van a uno por semana, aunque la actividad se reduce a uno al mes el resto del año.

Esto se suma a los entrenamientos que realizan dentro de la formación que reciben por parte del propio Consorcio, aunque para esta docena de bomberos su trabajo, convertido en afición, es lo que les motiva a seguir formándose y perfeccionar todas y cada una de las técnicas.

La competición constará de dos modalidad: la estándar, donde el tiempo de actuación deberá ser menor a los 20 minutos, y otra exprés, donde se reducirá a doce. El tiempo de respuesta depende de diversos factores, como si el atrapado está consciente, o presenta signos vitales.

Este año, además, el campeonato valorará la atención psicológica a la víctima. Que esta mantenga la calma es tan esencial como laborioso, entre sonidos de corte de chasis, maniobras, órdenes... toda una «coreografía» que sería imposible sin estas exhaustivas labores de entrenamiento.

Coches cada vez más difíciles

La necesidad de formación continua se hace patente con las nuevas medidas de seguridad que se han ido introduciendo en los vehículos. Más seguridad para los conductores que se traduce en un trabajo más laborioso para los bomberos. Ahora, los coches están diseñados para que el chasis absorba el impacto, deformándose cual acordeón, para que se reduzca así la fuerza del impacto. Esta deformación programada hace que sea más difícil acceder al habitáculo donde quedan atrapados los ocupantes. Por no hablar de otros elementos como los airbags o las nuevas modalidades de combustible, como los coches híbridos, de gas, etc., que suponen un cambio en las estructuras de los vehículos a los que deben hacer frente los grupos de rescate. Una labor que, al fin y al cabo, se traduce en poder salvar vidas.