«Regresar a la antigüedad. El objetivo es poder volver a entrar en unas termas que hace más de 1.700 años que ya no funcionan». El grupo de investigación Patrimonio Virtual, de la Universidad de Alicante (UA), se adentra en la educación del futuro partiendo de la realidad arqueológica que cobijó a las civilizaciones del pasado. En el caso de la antigua Illice, sumergiéndose en las antiguas termas orientales asentadas en el yacimiento de La Alcudia para recrearlas virtualmente y que la gente, los estudiantes, puedan visitarlas tal y como eran.

«No es lo mismo explicar cómo eran estas construcciones que adentrarte en ellas, la percepción es totalmente distinta», asegura Jaime Molina, director de excavaciones en las termas orientales de La Alcudia y del grupo Patrimonio Virtual, formado por diferentes profesores de Ingeniería y de Arqueología de la UA. Ayer, en el IES Sixto Marco de Elche, y en presencia del rector de la UA, Manuel Palomar, comenzaron la primera fase de este proyecto de investigación pedagógica probando las gafas de realidad virtual entre un grupo de estudiantes con diversidad funcional del instituto ilicitano. El objetivo, según Molina, era «saber que cuando tengamos visualizadas las termas de La Alcudia no vamos a tener problemas de adaptación entre los usuarios». La prueba, aunque con una recreación de la casa del pintor neerlandés Vincent Van Gogh, no pudo resultar más satisfactoria.

«Dentro de cinco años este tipo de tecnología se va a ir incorporando a la educación», anuncia Jaime Molina, quien define el proyecto como «una experiencia pedagógica para ver si se mejora el aprendizaje y la formación con este tipo de tecnologías». «La adaptación de los usuarios es fantástica. Cualquier tipo de público puede ponerse las gafas y trasladarse inmediatamente a otro sitio. Es muy inmersiva», añade.

Después de seis semanas de fructíferas excavaciones en el yacimiento de La Alcudia, este grupo multidisciplinar de trabajo ya ha comenzado las tareas de virtualización de las termas orientales de la antigua Illice. Ya tienen los planos digitalizados y, en breve, comenzarán a modelar, a elevar los muros y a ponerle las bóvedas y las cubiertas, tal y cómo haría cualquier arquitecto. «Acabamos la excavación en abril y ahora estamos haciendo inventarios y levantando las plantas. Estamos vectorizando y en los próximos tres o cuatro meses vamos a hacer toda la virtualización. Vamos a sacar el modelado, la aplicación de texturas. Nuestra idea es que esté a principio de octubre, probarlo, y traerlo a los centros a partir de diciembre», desgrana Molina.

La fase más compleja de este arduo proceso pasa por atribuir las texturas. Digitalmente se crean cómo serían las pinturas, las paredes o los suelos y, posteriormente, se aplica a ese edificio virtual. Cuando está completo, se mete en una serie de programas de motores de juego, que es lo que le da un aspecto absolutamente realista y permite tener la percepción de estar realmente dentro de la recreación, que partirá de lo que existió en su momento en la antigua Illice. «Lo que no existe, lo que no nos ha llegado, lo hacemos a partir de paralelismos con otros yacimientos, pero el 70% de lo que reconstruimos es a partir de lo que encontramos en la excavación», asegura el director del grupo Patrimonio Virtual.

Introducción en las aulas

Este proyecto de la UA es un ejemplo evidente de que las nuevas tecnologías se pueden aplicar a todos los campos del saber, también al de las humanidades. Una vez esté concluida la virtualización de las termas, esta especie de Pompeya virtual se trasladará a las aulas a través de talleres.