El Hospital General acaba de publicar un estudio en una revista norteamericana como resultado de casi 17 años de investigación y que ha permitido reducir en los últimos seis años en los que se ha puesto en práctica el número de ingresos por neumonía en un 50%. Esto ha sido posible gracias a que durante la investigación se han detectado una serie de biomarcadores que permiten de forma objetiva dictaminar la gravedad del paciente, y establecer así si precisa de ingreso hospitalario o, por el contrario, puede recibir un tratamiento ambulatorio en casa. Todo ello en una prueba de apenas 15 minutos, que es lo que se tarda en obtener dichos biomarcadores, por lo que se reducen las molestias para el paciente y, a la vez, se liberan unas camas que, en muchas ocasiones, son muy necesarias.

Así lo explica la jefa del área de Enfermedades Infecciosas del Hospital General, Mar Masiá, quien ha liderado el estudio realizado por el departamento y publicado por la revista Plos One, una de las más leídas en el ámbito médico, señala. La importancia de esta investigación radica en que los biomarcadores sirven también para aplicar un mejor el tratamiento, ya que «existen varios microorganismos que provocan esta enfermedad y según la gravedad se necesita un tratamiento u otro», añade la facultativa.

El Hospital General registra más de 350 pacientes con neumonía al año, prácticamente uno al día. La media de edad de los pacientes que acuden al centro médico es de 36 años, por lo que se trata de una infección «que afecta a todos. En cualquier momento se puede coger una neumonía, no es algo solo de la gente mayor ni del invierno. De hecho, ahora mismo tenemos a una paciente de 16 años con neumonía», por lo que este tipo de avances servirá para ajustar con más precisión los tratamientos y evaluar la gravedad a través de estos biomarcadores, para determinar cuál es la mejor solución y mejorar el pronóstico.

Lo que sí es cierto es que, cuanto mayor es la edad, mayor es el índice de mortalidad, aunque esto se debe a que suele coincidir con otras patologías que aumentan el riesgo. A raíz de la publicación en la revista, otros centros del mundo podrán aplicar el tratamiento, y también se abre la vía a «extrapolarlo a otros procesos infecciosos», concluye Masiá