Mejorar el clima de convivencia escolar, recuperando y fomentando los valores de la solidaridad, la cooperación y la empatía en la escuela, así como el valor de la igualdad entre hombres y mujeres. Estos son los objetivos del proyecto educativo que se está llevando a cabo en el IES Cayetano Sempere, y que ha conseguido que más de un centenar de estudiantes se haya unido durante esta semana para, en cinco días y con la ayuda de dos coreógrafos, dejar ayer a sus familias con la boca abierta con una coreografía.

«Si podemos bailar juntos, podemos vivir juntos», afirma el coreógrafo Wilfred Van Poppel, que ha dirigido la parte escénica del proyecto. El arranque no fue fácil, hubo que vencer a los miedos y a los complejos, pero entre unos y otros se ha conseguido en cinco días que el conjunto de 120 alumnos de tercero de ESO entendiera que todo es posible, y que se pueden superar las barreras en un ambiente de convivencia.

El director del IES Cayetano Sempere, Miguel Ángel Ferrández, explicó que «los alumnos han trabajado de forma cooperativa, y poco a poco se han ido involucrando más en una actividad que busca la convivencia basada en el respeto a los demás, con independencia de su género, y a todas las culturas».

Y este ha sido el trabajo de los alumnos durante esta semana, en la que las clases habituales de matemáticas y lengua han dado paso a horas de ensayos para aprender movimientos de bailes, que han sido adquiridos con el paso de los días.

La coreógrafa Amaya Lubeigt señaló que «hemos trabajado una coreografía en la que todos y cada uno ha tenido que encontrar su sitio, además de ayudar a sus compañeros para estar al mismo nivel. Así fomentamos la igualdad». La bailarina apuntó que «los alumnos han superado las barreras por necesidad. Por la necesidad de hacerlo bien formando parte de un grupo».

«Todas las personas somos valiosas, importantes, únicas y preciosas», afirmó Wilfred Van Poppel, que añadió que «para poder crear una coreografía, necesitamos mantenernos unidos y bailar juntos, y para ello necesitamos respetarnos, comprendernos y aprender a tolerarnos mutuamente».

Así lo han hecho los alumnos que han superado a la vergüenza para conquistar la fuerza y la energía necesaria para salir al patio del instituto a bailar delante de amigos y familiares.

La coreografía que se puso en escena ayer por la tarde también sirvió para denunciar la esclavitud infantil y hacer un alegato a favor de los Derechos Humanos. «Este proyecto también ayuda a los jóvenes a pensar para hacer que el mundo funcione mejor», apuntó Amaya Lubeigt.

Los aplausos pusieron el broche final a una semana en la que el trabajo en equipo y la tolerancia fueron las asignaturas en el IES Cayetano Sempere.