El tradicional huerto enclavado en el corazón del Palmeral histórico de la ciudad que un día perteneció al industrial del calzado Miguel Hernández ha despertado de su letargo, después de décadas en estado abandono.

Esa finca que llegó a ser de lujo, situada en plena avenida de Candalix y llamativa al paso de todo viandante por tener, entre otras ostentaciones, una pista de helipuerto en su azotea, ha comenzado a reactivarse. Ante la sorpresa de muchos, por ese impás de espera que se había eternizado en el tiempo, varias cuadrillas de jardineros y albañiles «han tomado» estos días la propiedad, donde hasta ahora apenas había vida.

¿El motivo? La boda de una de las hijas de los actuales propietarios, tal y como confirmaron ayer a este diario desde la propia finca, desde donde descartaron que ese despliegue de medios tenga algo que ver con el hotel con el que tanto se especuló hace unos años. Tanto se habló en su momento, que hasta llegó a barajarse el nombre de alguna conocida cadena. Una idea que fue cuanto menos polémica por el enclave de esta finca. Y es que, aunque esa suntuosa vivienda es propiedad privada, no ha dejado estar en el punto de mira por encontrarse en la franja protegida del Palmeral reconocido por la Unesco.

Es más, su localización ha despertado anteriormente el interés de muchos colectivos, entre ellos el Institut d'Estudis Comarcals, ante la dejadez a la que ha estado expuesta tantos años. De hecho, también llegaron a reclamar al Ayuntamiento una actuación en ese huerto de palmeras por ser un foco de expansión del picudo.

Ahora, después de que los juzgados embargaran la vivienda al industrial de calzado Miguel Hernández, la finca ha quedado en manos de empresarios del sector zapatero y el propietario principal es Sánchez Agulló.

El eco de esa revitalización de la casa y sus exteriores ha llegado incluso hasta el Ayuntamiento. Fuentes municipales confirmaron que hay técnicos que han comenzado a asesorar a los dueños en esa puesta en valor de la parcela, al tratarse de Palmeral histórico. No obstante, aunque el detonante de la recuperación del huerto es un acontecimiento familiar, lo que ahora está en el aire es si ese inmueble privado también se utilizará como enclave para otros eventos, aunque no sean de las familias propietarias.