Con ocho años le regalaron un microscopio que aún conserva, y tiene claro que su futuro va a estar en el mundo de la medicina, una carrera que aspira a empezar el próximo curso. El joven ilicitano Ezequiel Carretero Gil lleva a sus 17 años (en octubre cumplirá 18) una carrera envidiable en el mundo de las ciencias, que en los próximos meses le va a llevar más allá de nuestras fronteras, a las islas Azores y a Tailandia. El alumno de segundo de Bachillerato del IES Nit de l'Albà acaba de ganar la olimpiada nacional de Química que se ha celebrado en la localidad madrileña de San Lorenzo de El Escorial, y hace no muchas semanas quedó entre los tres finalistas de la olimpiada nacional de Biología.

«La curiosidad por conocer el por qué de las cosas es lo que me ha llevado a estudiar mucho sobre ciencias», explica el estudiante ilicitano mientras su profesor, Isaac Martínez, destaca que «Ezequiel es un alumno que vuelve cada verano a clase con la materia aprendida. Le gusta mucho todo lo que tiene que ver con las ciencias y estudia de forma autodidacta en su tiempo libre».

Es por ello por lo que lo ha tenido más fácil que los demás a la hora de preparar su participación en las diferentes olimpiadas, ya que, como indica el docente, «en clase no nos da tiempo a verlo todo, y él dedica muchas de sus horas a aprender todo aquello que le interesa. Cuando empezamos a dar los huesos él ya se los sabía todos».

De hecho, Ezequiel Carretero comenta que «no me tomo la ciencia como una obligación. Me interesa conocer lo que estudio, y soy de los que piensa que aprender las cosas de memoria es un error, además de una pérdida de tiempo». En este sentido, el estudiante confiesa que «aspiro a saber hacer una ecuación matemática durante toda mi vida».

Pese a todo, admite que no saca las mejores notas en todas las asignaturas. «En Castellano, Historia y Valenciano tengo que mejorar de cara a los próximos exámenes», admite el ilicitano, que es hijo de padres que se han dedicado toda la vida al sector del calzado. «Cada uno tiene sus gustos, aunque no conozco a mucha gente que tenga los mismos que yo», puntualiza el joven, que destaca que «en las olimpiadas el ambiente es muy bueno, he conocido a mucha gente muy amable».

El primer premio en la olimpiada nacional de Química le permitirá asistir en julio al certamen internacional que se celebrará en Tailandia, mientras que en septiembre se desplazará hasta las Azores para participar en una olimpiada iberoamericana de Biología. «Mis profesores fueron los que me animaron a participar en las olimpiadas, y ahora soy yo el que se inscribe», añade el joven, que tiene muy claro que su futuro laboral estará vinculado, sí o sí, al mundo de las ciencias.