La Sección Séptima de la Audiencia Provincial de Alicante, con sede en Elche, ha condenado a un hombre a 18 años de prisión por matar a su pareja de una brutal paliza en una vivienda abandonada de El Altet. Durante los hechos, ocurridos el 1 de noviembre de 2015, el hombre le propinó a la víctima puñetazos y patadas, además de agredirla con una llave inglesa y un palo de madera que estaba ataviado con clavos de metal en los extremos. La mujer murió en el acto por shock politraumático.

La sentencia, dada a conocer ayer por el Tribunal Superior de Justicia Valenciana (TSJ), considera al hombre autor de un delito de asesinato y aprecia la agravante de parentesco y las atenuantes de confesión, así como de actuar bajos los efectos de bebidas alcohólicas. El hombre, de nacionalidad rumana y que no tenía antecedentes penales cuando se produjeron los hechos, también ha sido condenado a indemnizar con 150.000 euros a los familiares de la víctima en una sentencia que refleja el veredicto de culpabilidad emitido por un jurado popular tras la celebración del juicio, a principios de este mes.

Durante la vista, la Fiscalía, la acusación popular -ejercida por la Generalitat- y la defensa llegaron a un acuerdo previo para reclamar la misma pena una vez aplicadas las atenuantes de consumo de alcohol y de confesión de los hechos enjuiciados, toda vez que el ahora condenado, de 43 años, admitió la autoría del crimen. La brutal paliza que acabó con la vida de la pareja del condenado, también de nacionalidad rumana, se produjo a media mañana en una vivienda abandonada en el polígono 1 de El Altet, en la cual residían.

La sentencia recoge que el hombre llevaba consumiendo alcohol desde la noche anterior a los hechos y que la ingesta excesiva de bebida «afectó parcialmente a sus capacidades volitivas e intelectivas». Esta circunstancia le llevó a iniciar una discusión con su pareja y a «golpearla con patadas y puñetazos por todo el cuerpo, sin que la perjudicada pudiera pedir auxilio ni escapar del lugar». La sentencia prosigue diciendo que «no satisfecho con las patadas y los puñetazos , el acusado cogió un palo de madera con clavos de metal incrustados en sus extremos, clavándole hasta en diez ocasiones las puntas metálicas en las piernas».

Acto seguido, y con la intención de provocar más dolor a la víctima, el condenado «cogió una llave inglesa de 20 centímetros, con la que golpeó repetidamente a la víctima en la espalda». En este sentido, en el fallo se detalla que, pese a ser consciente de que sus acciones podían tener un resultado mortal, continuó golpeando a su pareja hasta provocarle la muerte por «shock politraumático secundario a un tratamiento torácico abdominal». La sala expone que la víctima no pudo oponer resistencia ni pedir auxilio por la diferencia de envergadura y fuerza entre ambos, así como por encontrarse en una zona deshabitada.