Vecinos, transeúntes y propietarios de establecimientos pudieron comprobar ayer a primera hora cómo algunas calles del centro estaban muy aseadas y, otras, en cambio, se encontraban más sucias de lo normal.

Es habitual que tras la tradicional jornada de lanzamiento de miles y miles de aleluyas en el Domingo de Resurrección en Elche muchos de estos papelitos religiosos continúen apareciendo en la vía pública incluso varios días después. Pero, ayer, el contraste entre unas calles del centro bien aseadas, y otras, las más transitadas, con tramos donde se acumulaban además de estas estampas de colores otros desperdicios, llamaba la atención a más de uno.

En la calle peatonal Empedrat, por ejemplo, un transeúnte lamentaba que, a pesar de haber un carrito de limpieza en la confluencia con la Corredora, el tramo final de ésta apareciera con numerosas aleluyas diseminadas en una y otra acera. Pero, además, advertía del olor a orines que todavía había en esa calle peatonal.

A unos pocos metros, un tramo de la calle Puente Ortices también aparecía con zonas donde muchas aleluyas continuaban sin ser recogidas. Al margen quedaban también las que se encontraban en las rampas de acceso a los aparcamientos privados, donde no tienen competencia los servicios de limpieza aunque, en ocasiones, ante tal cúmulo de suciedad que se genera, optan también por realizar un barrido.

El caso es que a las diez de la mañana se podían observar todavía muchas de las estampas y otros desperdicios en pleno centro de Elche, algo que se fue remediando sobre el mediodía gracias a los efectivos de limpieza, aunque tampoco se podían ver demasiados en esta jornada festiva.

No hay que olvidar, no obstante, que muchas de estas aleluyas quedan atascadas en balcones, repisas y ventanas, y, cuando sopla un poco de viento se precipitan, de ahí que puedan haber pasado los operarios de limpieza y, al poco, el firme aparezca de nuevo con papeles. Aún así, el centro de Elche ayer por la mañana no dio una sensación de limpieza total.