El cielo de Elche se coloreó ayer por la mañana para celebrar el Domingo de Resurrección. La procesión de las Aleluyas congregó a miles de ilicitanos en uno de los días grandes de la Semana Santa de la ciudad. La gente acompañó durante todo el recorrido los tronos de Cristo Resucitado y de la Virgen de la Asunción, los cuales se encontraron entre la multitud y bajo la intensa lluvia de color que formaron las Aleluyas en el cruce de las calles de Reina Victoria y Jorge Juan.

Aunque por momentos las nubes taparon el sol y amenazaron con descargar lluvia, finalmente, el tiempo respetó esta tradición que data del siglo XVIII y los fieles disfrutaron de la procesión en una agradable mañana primaveral de abril en Elche.

Los más madrugadores fueron testigos de la salida de la imagen del Cristo Resucitado desde la basílica de Santa María por la calle Fira, con dirección a Major de la Villa. Las primeras Aleluyas empezaron a caer a las 10 de la mañana con motivo de la salida de «El Resucitado», como se conoce a este paso de Misterio portado por la Cofradía Cristo Resucitado y Fervorosa Hermandad de Nazarenos de la Flagelación y Gloria, que desfila al solemne ritmo de las notas que marca la banda de la hermandad.

Minutos después fue el turno de la patrona de la ciudad, la «Mare de Déu de l'Assumpció», que fue escoltada por cientos de cofrades; por el obispo de la Diócesis de Orihuela, Jesús Murgui; por una gran representación de la corporación municipal ilicitana y por una multitud entusiasmada durante todo el recorrido.

Diferentes caminos

A diferencia del Cristo Resucitado, la Virgen partió desde Santa María por la Plaça del Congrés Eucarístic y, tras atravesar la Plaça del Palau, cruzó el Puente de Altamira para dirigirse hacia uno de los puntos más emotivos del recorrido: la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, donde los fieles se dieron cita en masa para venerar a la patrona con una salve.

Tras abandonar la parroquia, la Virgen tomó la calle José María Buck, para después girar por Roberto Chapí y, tras avanzar unos metros, llegar a Jorge Juan y afrontar así el último tramo del recorrido antes del momento más esperado: el encuentro con el Cristo Resucitado.

Como cada año, los ilicitanos colorearon la celebración del Domingo de Ramos. Millones de Aleluyas arrojadas desde las ventanas, balcones y terrazas de los edificios de la ciudad caían al paso de la procesión en cada calle. La coreografía de papelitos de colores girando al viento volvió a formar un año más una de las estampas más características de la Semana Santa ilicitana.

Muchos fieles se esmeraron en recoger las Aleluyas como recuerdo de la celebración de este año, mientras que los más pequeños se llenaban los bolsillos con los caramelos que repartieron todas las cofradías y hermandades participantes en la procesión, aunque sin olvidarse de las Aleluyas.

Aunque la emoción estuvo presente durante toda la mañana, el momento que todo el mundo esperaba con pasión y devoción llegó a las 11.40 horas. La imagen de Cristo Resucitado dobló la calle José María Pemán para entrar en Reina Victoria y otear así a la multitud que se acumulaba a 70 metros, esperando a que «El Resucitado» se cruzase a su paso con la Virgen de la Asunción a la altura de la Calle Jorge Juan.

El instante del encuentro fue acompañado de millones de Aleluyas en el aire, de la cerrada ovación de la enorme multitud presente en la calle y del estruendo de la «cohetá». El encuentro de las dos imágenes fue el momento más emotivo del Domingo de Resurrección, pero todavía quedaban más emociones por vivir antes de que la procesión volviese a Santa María.

La multitud también llenó y dio color a la Plaça de Baix para arropar los tronos en su regreso a la basílica. Las Aleluyas inundaron este icónico rincón de Elche ante el paso de la Virgen y del Cristo Resucitado, que afrontaban el final del recorrido. Otros muchos fieles colorearon La Glorieta y esperaron allí el paso de las dos imágenes por la calle Corredora.

Fueron los últimos metros de una procesión que finalizó con una concurrida misa solemne en la basílica de Santa María y que puso el punto y final definitivo a una Semana Santa que comenzó con la espectacularidad del Domingo de Ramos y que ha tenido momentos únicos y emocionantes. Aunque para los más fieles de las tradiciones de Semana Santa, todavía queda degustar hoy la mona del Lunes de Pascua.