Una mañana rodeado por sus ídolos que vale por horas y horas de rehabilitación. El joven ilicitano Aaron Soler visitó hace dos semanas a sus ídolos futbolísticos en la Ciudad Deportiva del Real Madrid, una bocanada de aire fresco en la dura batalla que sigue librando para minimizar las secuelas generadas por la parada cardiorespiratoria que sufrió cuando jugaba al fútbol en la Ciudad Deportiva, hace ya más de un año.

Atrás quedan meses de angustia en la UCI, donde ingresó en coma, y meses de duro sacrificio en los que su vida ha girado y gira en torno a su recuperación. Hoy, sonríe tras haber podido departir con Cristiano Ronaldo, Isco o Marcelo en Valdebebas gracias a una invitación de la fundación del club blanco que llevaron a Aaron y a toda su familia a pasar una mañana impagable entre las estrellas del Real Madrid, para darle ánimos en su rehabilitación.

Su maltrecho corazón, teñido de blanco, ha llevado a Aaron hasta donde nunca soñó ni imaginó; para lo bueno y para lo malo. Jamás pensó el joven ilicitano que, a sus 19 años, practicar el deporte que ama pudiera conducirle al borde de la muerte. Tampoco que, ya cumplidos los 20, le condujera directamente hasta sus ídolos.

Fue la cuñada de Aaron la que, desde Barcelona, se puso en contacto con el Real Madrid para ver si le podían enviar una camiseta firmada por todos los jugadores de la primera plantilla. La respuesta, tras indagar en el caso, fue invitar hace dos semanas a Aaron, a sus padres y a su hermano a seguir en directo un entrenamiento y a conocer en primera persona a las estrellas del equipo, además de a llevarse la elástica con todos los autógrafos de los jugadores blancos con sus propias manos.

«Cuando me dijeron que iba a ir a Valdebebas, no me lo creía. Es mi equipo favorito desde siempre y fue una inyección de adrenalina saber que iba a conocerlos a todos», recuerda Aaron, inmerso de lunes a viernes en un arduo proceso de rehabilitación multidisciplinar que le mantiene cada día, desde las 10 hasta las 18 horas, ocupado sin descanso entre sesiones de neuropsicología, fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional y logopedia.

«Cuando llegó el día y estuve con todos ellos... Ya te puedes imaginar. Siempre les estaré agradecidos», acierta a señalar Aaron. Estrellas rutilantes que han llenado de luz su firmamento particular.