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Carolina Iñesta: «En algunos ámbitos hemos ido hacia atrás cuando hablamos de sexo»

La escritora presenta hoy, a las 20 horas, su novela «Una buhardilla en París» en Ali i Truc.

Carolina Iñesta: «En algunos ámbitos hemos ido hacia atrás cuando hablamos de sexo»

«Una buhardilla en París», tercera novela de la ilicitana, es la historia de una búsqueda de la libertad, en todos los sentidos. Iñesta, o Roberts en este caso, nos cuenta la historia de una joven londinense a la que, en el siglo XIX, le quieren obligar a casarse con un impresentable y, el día antes, decide escapar y viajar hacia un París bohemio donde actrices y artistas le presentan un mundo repleto de placeres, entre los que se encuentra el sexo, que describe sin ningún tipo de pudor.

Si sus novelas esquivan el pudor, ¿por qué esconderse tras el pseudónimo de Catherine?

Soy profesora y varios de mis libros, sin contenido erótico, se distribuyen en colegios e institutos. Con los que hay erotismo pienso que pueden surgir algunas reticencias y prefiero separar. Las de adultos no las hago pensando en que se vayan a leer en institutos, pero yo, a esas edades, sí me acercaba a este tipo de literatura. De hecho, escribo narrativa erótica desde los 17 años. Ahora muchos docentes cuidan demasiado introducir contenidos que hagan alusión al sexo en sus programas. Por otro lado, a nivel psicológico, cuando me convierto en Catherine Roberts, me desinhibo más escribiendo. En este libro, por ejemplo, hay escenas muy explícitas.

¿No cree que nos hemos vuelto un poco más intransigentes con este tipo de temáticas?

En mi círculo somos bastante abiertas hablando de estos asuntos, pero es cierto que, en determinados ámbitos, hemos ido un poco hacia atrás. No hay que confundir feminismo o machismo con hablar de sexo de manera libre en las novelas. Hay libros que son mucho más machistas por lo que dicen que ocurre fuera del dormitorio que dentro. Nos explican qué tenemos que comer, cómo nos tenemos que vestir... Mis novelas con carga erótica las han tildado de feministas.

¿Y por qué esa devoción por el territorio francés?

Estuve de Erasmus en Francia y me sorprendió la libertad con que se habla allí de todo tipo de temas, entre ellos, la propia historia, aludiendo tanto a sus héroes como a sus villanos. Aquí en España parece que no podemos abordar temas históricos sin pelearnos. Se hieren muchas sensibilidades.

Tanto esta novela como la anterior, «El despertar de Belle», son de época. ¿Hay mucha documentación detrás?

Sin duda. Recurro a libros de artistas, de cocina de la época, de los cabarets, de la moda.... En esta última he tirado mucho de la biografía de Renoir. Hace poco estuve en París y fui a un restaurante que aparece en mi novela y que lleva abierto desde el siglo XVII. Esa es la magia de la capital francesa.

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