Expertos en el ámbito de la sociología, la pediatría y la pedagogía analizan esta mañana el impacto de la jornada escolar en la educación, la salud y la sociedad, tras el cambio de modelo en la mayoría de centros educativos a la jornada continua. El evento, organizado por la Universidad Miguel Hernández y la Universidad de Alicante, se centra en aspectos como el impacto de la jornada continua en el rendimiento escolar o en la alimentación de los niños, en unas jornadas que acoge el Centro de Congresos Ciutat d'Elx.

El catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Mariano Fernández, ha apuntado a que "no hay ni un solo estudio que avale que la jornada continua mejora el rendimiento, pues todas las investigaciones dicen lo contrario". Así, sostiene que "se pretende cambiar la hora de la tarde, en teoría de menor rendimiento, por la última de la mañana, cuando ese rendimiento es mucho menor", por lo que rechaza que haya una mejora educativa para los niños como argumento para establecer este sistema. "Otro debate es si queremos sacrificar el rendimiento en beneficio de otros aspectos, pero las investigaciones son contundentes". En este sentido, ha señalado la importancia de "escuchar lo que dicen las investigaciones, que hay muchas y en muchos países" y no fiarse de "que los profesores dicen que otros colegas le han dicho que la jornada continua es mejor porque los niños son más productivos".

La charla, bajo el título de "Contra toda evidencia. La banalización del tiempo en el debate escolar", pretendía precisamente eso, ir contra "lo que nos dice el sentido común, que paradójicamente es el menos común de los sentidos. El sentido común dice que hacerlo todo del tirón es más productivos, que los niños están cansados por la tarde, pero los estudios nos dicen todo contrario".

Otro aspecto que se ha puesto sobre la mesa es el de la influencia en la alimentación de los más pequeños, ya que "el organismo no entiende de horarios", ni continuos ni parciales. En este sentido, la presidenta de la Sociedad Valenciana de Pediatría y profesora de la Universidad de Valencia, Pilar Codoñer, ha apuntado a ese "reloj biólogo", que también marca la alimentación y que es necesario no alterar para combatir diversos problemas, entre otros, el de la obesidad infantil. Por tanto, ha incidido en respetar los horarios de las cinco comidas diarias, "y no quiero entrar en si jornada continua o partida, los colegios tendrán que administrar cómo se respeta ese calendario de comidas sea cual sea la jornada.

Así, ha señalado que lo ideal es que el desayuno se produzca de 7.30 a 8 de la mañana. El almuerzo debe coincidir con el primer descanso escolar, a las 10.30 horas, mientras que el horario ideal de las comidas sería de 13 a 13.30 horas, dejando la merienda para de 16.30 a 17 horas, y la cena alrededor de las 20.30. En horario de jornada continua, los niños salen a las 14 horas, por lo que se incumpliría el horario de la comida, mientras que en el caso de la jornada partida, lo que se retrasaría sería la merienda. La pediatra ha incidido en que controlar estos horarios es esencial, pues "con cada comida se produce un pico de insulina, y la regulación de esos picos es fundamental en temas como regular la obesidad infantil".

Las jornadas seguirán durante toda la mañana con más ponencias y una mesa de debate final que servirá para extraer todas las conclusiones de la mañana y poner todos los puntos de vista encima de la mesa.