¿Por qué en Elche apenas se ha abierto el debate sobre el cambio de símbolos o nombres fascistas en calles o espacios en aplicación de la Ley de Memoria Histórica cómo sí está aconteciendo desde hace tiempo en otros municipios?

La respuesta del tripartito es muy sencilla: «No queremos volver locos a los ilicitanos», señala la edil de Cultura, Educación y portavoz de la junta de gobierno, Patricia Maciá, quien agrega: «No se trata de entrar y cambiarlo todo, como hizo Mercedes Alonso», la exalcaldesa de Elche.

El pasado 3 de febrero, la junta de gobierno del Ayuntamiento aprobaba sustituir el nombre de la calle José María Pemán por el de Andreu Castillejos, un cambio que aún tardará dos o tres meses en llegar, según cálculos municipales.

Este es uno de los primeros pasos dados por el actual equipo de gobierno para ir eliminando los nombres o símbolos que puedan ofender o denigrar a quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra Civil y la Dictadura, un camino que, según el Ejecutivo, se va a hacer «poco a poco y con serenidad. Esto tiene su ritmo y su tiempo», explica Patricia Maciá.

El equipo de gobierno indica que hace aproximadamente un año recibieron una petición vecinal, también del mundo de la cultura, así como de una asociación de El Raval y del Casal Jaume I para que el fallecido artista ilicitano Andreu Castillejos tuviera una calle en la zona donde nació.

Hace un par de meses, las partes volvieron a mantener una reunión para concretar esta petición y, finalmente, se decidió que se suprimiera la denominación de la calle José María Pemán por la del pintor, fotógrafo y miembro de la familia del Misteri.

Desde el equipo de gobierno se reconoce que Pemán fue un intelectual, pero, a la vez, se subraya que no nació en Elche, «fue el poeta oficial del régimen franquista y, además, a los pocos días del golpe de estado, fue el primero que acuñó y justificó la idea de exterminio», según se precisa desde el Ayuntamiento.

Por su parte, Castillejos «es un pintor muy querido de la ciudad, patrono del Misteri, estuvo muy concienciado con los colectivos sociales y, por tanto, qué mejor que esa calle», argumenta la edil de Cultura.

El caso es que ya se ha dado parte al servicio municipal de Cartografía y Topografía, que es el encargado de dar cuenta de este cambio en el callejero a todos los organismos oficiales.

Otra cuestión bien diferente es si los que residen -hay unos 372 empadronados- o trabajan en esta calle conocen quiénes son Pemán y/o Castillejos y qué les parece que se cambie la denominación de su calle. Es aquí, en plena calle, consultando a los propios vecinos, donde se obtiene una visión totalmente diferente a la que se pueda tener desde los despachos del Ayuntamiento.

La inmensa mayoría a los que este diario preguntó sobre si sabían que la calle iba a cambiar de nombre respondían con cara de asombro e incredulidad. A partir de ahí, las reacciones eran o totalmente contrarias a esta decisión o de indiferencia absoluta.

«Lo que es historia no lo van a borrar por mucho que quiten el nombre de una calle. La gente está hecha a una cosa y soy partidario de dejar las cosas como están ¿Qué daño hace el nombre? Lo que tendrían que hacer es poner farolas en esta calle, eso sí que lo echamos en falta», expresa Pascual, un comerciante de la zona molesto con este devenir.

Pero además de desconocer este hecho, muy pocos saben situar en la historia a Pemán y en la cultura ilicitana a Castillejos. A algunos incluso les «sonaba» más Pemán que Castillejos, pero muy pocas eran las referencias acertadas sobre alguno de los dos.

«Yo vivo y trabajo en esta calle y no sabía que van a cambiar el nombre. No me gustan las polémicas. Va a costar de aprender, pero si lo ha decidido la mayoría...», reflexionaba Luisa desde una frutería en este vial.

Pero, si se cambia la calle, ¿hay que cambiar también el nombre del consultorio José María Pemán? Con respecto a esto, el Ejecutivo recuerda que excede de sus competencias y que depende de la Conselleria de Sanidad. Aún así están dispuestos a plantear también la sustitución del nombre y elevarlo a los responsables en Valencia.

Desde el equipo de gobierno se remarca en cualquier caso que una cosa es poner el nombre de alguien a una calle nueva, y otra empezar a cambiar el callejero o recuperar monumentos como, por ejemplo, el de la Pasionaria, que el PP quitó nada más aterrizar en el Ejecutivo.

«En el momento en que veamos el lugar en que puede estar ese monumento: en una plaza, en una zona verde... se hará. Pero cuando sea el momento adecuado. Estas cosas tienen su reflexión y se harán con tranquilidad», señala la portavoz de la junta de gobierno.