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La memoria de un país, a escena

La dramaturga ilicitana Sofía Asencio defiende dos espectáculos a nivel internacional que reflexionan sobre la Guerra Civil

España es el segundo país, después de Camboya, con más número de desaparecidos que permanecen enterrados en fosas comunes o en las cunetas. Un dato escalofriante que empujó a la bailarina y dramaturga ilicitana Sofía Asencio a darle forma a su espectáculo «Y los huesos hablaron», que estrenó el año pasado y que seguirá defendiendo en diferentes escenarios nacionales e internacionales. Como el propio título evoca, este trabajo habla de los desparecidos de la Guerra Civil española con un discurso escénico contemporáneo e innovador. Asencio excava con su compañía, la catalana Societat Doctor Alonso, en términos muchas veces vacíos de sentido. «Tratamos de profundizar en conflictos que han quedado sepultados por el discurso oficial en beneficio de una supuesta estabilidad social», explica Asencio. Una reflexión que llevan a cabo, sobre el escenario, gracias al trabajo de un músico-performer, dos actores y un escultor. Además de la colaboración especial del arqueólogo-forense René Pacheco, miembro de la Asociación para la Recuperación por la Memoria Histórica.

«Colaboramos con la compañía mexicana Teatro Babel, ya que en este país también padecen el tema de los desaparecidos, aunque, en su caso, mayormente, por el problema del narcotráfico», manifiesta la ilicitana, que ya lleva más de una década al frente del grupo catalán, junto a Tomás Aragay, ganador del Goya al mejor guión por la película «Truman».

«Y los huesos hablaron» parte de un taller/dispositivo que promueven desde hace tres años tanto en centros de arte como en institutos, titulado «El desenterrador», mediante el que ofrecen a los participantes repensar las palabras, su contenido y su capacidad para transformarnos. Una actividad que han realizado en espacios tan diferentes como en el Centro Chela de Buenos Aires, en la Escuela de Diseño de Barcelona y que este mes entrante presentarán en el Centro Penitenciario El Dueso de Santander, «ya que, aparte de etimológico, tiene un componente de mediación social». Asimismo, «Y los huesos hablaron», que presentaron en el Museo Arqueologia de Catalunya dentro del festival de teatro y danza Grec, tiene previsto que viaje en abril al Azkuna Zentroa de Bilbao y el próximo otoño a Amberes (Bélgica).

En esta ciudad belga ya han estado con otro montaje, que también presentaron el año pasado y que también escudriña todo lo que ocurrió en España en torno al golpe de estado de 1936, aunque de una manera más radical. Se trata de «Anarchy», un espectáculo que gira en torno a la revolución anarquista que se dio justo antes del comienzo de la Guerra Civil y que cataliza la actriz y activista política croata Semolina Tomic. «Ella se basta y se sobra sobre el escenario. Es directora del Antiteatre y una intérprete muy pero que muy potente, lo que conjuga perfectamente con el clima que se genera en esta propuesta escénica. La obra es solo para cuarenta espectadores, que cuando entran al teatro se topan con cuarenta butacas con cuarenta guitarras eléctricas con sus correspondientes amplificadores. Eso permite al respetable tocar y producir más ruido, en una producción que comienza hablando de la anarquía y acaba con el movimiento punk», manifiesta.

«Anarchy» la presentarán durante tres semanas en Barcelona y luego viajarán con ella a otros puntos del país, a Italia y a Nueva York. De momento, no tienen fecha en Elche. «Parece que no soy profeta en mi tierra», bromea la dramaturga ilicitana.

Sofía Asencio, que ejerce en estos dos casos el papel de directora y no de intérprete, subraya que se trata de sus trabajos más políticos.

«Somos personas políticas, estamos en el mundo y nos interesa saber por qué pasan ciertas cosas. Tenemos necesidad de decir y de que lo que digamos sea escuchado. Aunque todo de forma sutil porque para nada nos gusta el teatro panfletario. Apostamos por un lenguaje poético y por no potenciar el exceso de información», dice la creadora.

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