Elche ya cuenta desde ayer con su propia Oficina de Tráfico, una infraestructura que ha tardado 14 años en hacerse realidad desde que se planteara la necesidad de descentralizar esta prestación.

El ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, fue el encargado de inaugurar estas instalaciones, en un acto en el que, sobre todo, quiso destacar la necesidad de que las administraciones estén próximas a los ciudadanos, resuelvan sus problemas y den un servicio de calidad.

Estas instalaciones, ubicadas en la calle Fuensalida 5, en la carretera de Elche a Crevillent, darán servicio a casi un millón de personas (957.862 habitantes, que en verano se calcula que llegan hasta los 1,6 millones) del sur y parte del centro de la provincia, lo que supone el 47% del total de usuarios que acuden o precisan de las tramitaciones de Tráfico, según indicó el jefe provincial de Tráfico, Francisco García Caro, el primero en tomar la palabra ayer para recordar que esta iniciativa se gestó en 2003.

El proyecto finalmente se puso en marcha en 2006, año en que se adquirió el edificio. En 2007 se adjudicaba la redacción del proyecto y, al año siguiente, se licitaba la obra de adecuación.

Dos años después, en 2010, a punto de la finalizar toda la actuación, la empresa constructora quebró, la obra se paralizó e intervino la autoridad judicial ante el panorama de suspensión de pagos y concurso de acreedores que se generaba.

Finalmente, la situación se desbloqueó y en 2015 el Ministerio del Interior convocó un nuevo concurso para la culminación de las obras. En el primer semestre de 2016 éstas se daban por finalizadas y se daba paso a un periodo para ultimar los servicios añadidos. En total, prácticamente 14 años de un anhelo que parecía que nunca se iba a hacer realidad.

«Se trata de hacerle la vida mucho más fácil a los ciudadanos», reflexionaba el titular de la cartera del Interior en un acto con numerosas autoridades políticas y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a los que les reclamó «vocación de servicio y lealtad institucional» y «ser un modelo de servicio público».

Antes que él, intervino el alcalde de Elche, Carlos González, quien definió esta apertura como «un acontecimiento muy relevante» y «un día de satisfacción por un anhelo largamente esperado», según resaltó.

El primer edil quiso destacar al alcalde socialista Diego Maciá, al jefe provincial de Tráfico y a Pere Navarro, exdirector general de Tráfico, al considerarlos los verdaderos impulsores de esta iniciativa que, en definitiva, viene a «descentralizar y descongestionar la Oficina de Tráfico de Alicante», así como «a potenciar los servicios públicos en el sur de la provincia», dijo.

González también aprovechó la ocasión para tender la mano al Gobierno central, pero también para reivindicar. El munícipe socialista mostró la voluntad del Ayuntamiento en cooperar con Madrid en «asuntos de interés común», pero, al tiempo, significó que Elche precisa inversiones para la «mejora de servicios públicos e infraestructuras», por lo que pidió que el municipio fuera atendido en sus «legítimas reivindicaciones». El alcalde, por último, hacía una advertencia muy clara: «Seremos leales, responsables, pero también exigentes».

La anécdota de la jornada la protagonizó el equipo de megafonía y de conexiones para los medios de comunicación, que fue empeorando con continuos ruidos conforme se llevaban a cabo los distintos parlamentos. La situación llegó a un extremo tal que el ministro intervino sin micrófono y posteriormente se fue a saludar a los técnicos de sonido para comentarles que no se preocuparan por lo sucedido. Zoido se ganó a todos los presentes y protagonizó un acto muy cómodo al mostrarse cercano y campechano. Además de dedicarse a autoridades y mandos policiales y de la Guardia Civil, también quiso saludar a los funcionarios antes de visitar las dependencias, de descubrir la placa conmemorativa y de compartir con todos un ágape.