«España ingobernable» es un puñado de textos y canciones, recitadas por Alberto San Juan y musicadas por la guitarra de Fernando Egozcue, sobre la lucha ciudadana contra el poder durante la historia más reciente. San Juan recita a Lorca, Cernuda, Gloria Fuertes y a Miguel Hernández. Pero también pone voz a frases antológicas y terroríficas del general Mola o de Queipo de Llano, cuando pedía arrancar cualquier vestigio de hombre rojo en España. Un espectáculo íntimo y sentido que rememora esos recitales clandestinos durante los primeros compases de la transición.

¿No cree que este montaje tiene ese punto «vinagre» preinformático?

Es cierto que tanto en la IBI República como en la transición había mucho movimiento de poetas y cantautores reivindicativos. Ahora no sé si es que están en extinguidos o no se visualizan demasiado por los medios. Porque, ciertamente, hay mucha gente indignada que lo expresa a través del arte. «España ingobernable», de hecho, es un grito en un sentido positivo hacia una España que no se deja gobernar mal, que se rebela contra el abuso de poder. La idea surgió porque estamos en un punto de inflexión política, tanto en términos nacionales como planetarios, y hay nuevas fuerzas sociales que buscan el cambio.

Aunque la pulsión social del 15-M parece un tanto apagada...

Supone un enorme desgaste para la gente salir a la calle a protestar cada dos por tres y mucho más quedarse acampados. Pero lo que está claro es que se conquistó una permanente visión crítica sobre el estado de las cosas. Lo que quizá sí está en juego en esta sociedad, con todo la que está cayendo a nivel político, es la idea del «Sí se puede».

Usted, de momento, no deja de buscar fórmulas para que «se pueda» a través de esta nueva etapa de teatro reivindicativo.

Ha sido un proceso natural. El proyecto de Animalario se terminó al igual que se fueron a pique otras tantas empresas españolas por la crisis. Desde los años en que arrancó la recesión también se hace menos cine y a mí, como a tantos otros, me llaman menos. No quiero pensar en que sea por mi compromiso político.

Y, cuando no puede evitar pensarlo, ¿se siente señalado?

Cualquiera que tenga la oportunidad de levantar la voz contra el orden establecido va a sufrir algún tipo de persecución, ya sea política o mediática. Personalmente me da igual. Lo que no me da igual es que haya gente de buena voluntad que, por determinadas distorsiones de la realidad, crea que yo enaltezco cosas como el terrorismo, porque es algo que condeno totalmente.

¿Su espíritu crítico no se ve mermado con la nueva entrada en el Gobierno del PP, la victoria de Donald Trump o el Brexit en Reino Unido?

Siempre he creído que cuanto peor estén las cosas a nivel político más importante es levantar la voz en contra. Lo que haces, aunque no lo parezca, siempre vale para algo.

¿No ha pensando, como otros compañeros de gremio (Toni Cantó, Felisuco...), en llevar su lucha al Congreso de los Diputados desde un escaño?

La vida política institucional no me apetece. Pero respeto lo que han hecho ellos. Al final, todos hacemos política. Tanto los actores como la Plataforma Antidesahucios. Lo que sí creo es que el trabajo de los políticos no debería de contar con ningún tipo de privilegio y tendría que ser rotatorio.

Ha actuado varias veces en la Comunidad Valenciana. ¿No le inspira este tierra de corrupciones alguna nueva obra?

En la Comunidad de Madrid tenemos el nivel suficiente de corrupción para estar inspirados y entretenidos. Eso se lo dejo al compañero Xavi Castillo, con el que, de hecho, vamos a configurar una relación estable desde el Teatro del Barrio, mi nuevo proyecto escénico radicado en Lavapiés.

¿Qué pensaría su padre, el humorista gráfico Máximo, si levantara la cabeza y viera que su hijo se ha convertido en un auténtico emblema del teatro más subversivo?

Discutíamos mucho y no estábamos de acuerdo con muchas cosas, como le ocurre a todos los padres e hijos, pero tengo claro que estaría orgulloso con todo lo que estoy haciendo. En una ocasión me dijo que «si tú crees en una sociedad más justa, más libre, más fraterna, no te sientes a esperar a que llegue, compórtate como si tú ya estuvieras viviendo en ella, y a lo mejor así ya estás contribuyendo a que llegue».