El cineasta manchego José María Berzosa pudo conocer la tradición del Misteri d'Elx mucho antes de que, por sus ideas políticas, como tantos otros durante la etapa franquista, tuviera que exiliarse a Francia. Santa Pola era el lugar de vacaciones de su familia y en alguno de esos veranos, además de por la playa, se dejó caer por la representación de La Festa.

A pesar de su periplo en París, rodeado de grandes intelectuales y artistas como Eduardo Arroyo, Jorge Semprún, Fernando Rabal o Jean Renoir, nunca se le fue el drama sacrolírico de la cabeza. En la década de los sesenta comenzó a trabajar con la Office de Radiodifussion-Television Francaise, desde donde empezó a realizar grandes reportajes sobre la cultura española como la tauromaquia, en los que empezaba a jugar con que una cámara inmóvil fuera captando las palabras de personajes que, confiados, daban visiones sinceras sobre las tradiciones. Miradas en ocasiones críticas o analíticas sobre hasta qué punto instrumentalizaba el régimen la cultura más popular.

En 1972, a través del Service de la Musique, le propusieron a Berzosa grabar un documental sobre un fenómeno musical que ahondara en las diferentes capas de la sociedad. Y eligió La Festa ilicitana, cuando todavía no estaba considerada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

Esa aventura la recoge en su investigación el vicepresidente del Cineclub Luis Buñuel, José Francisco Cámara, realizada dentro de la Cátedra del Misteri d'Elx de la Universidad Miguel Hernández de Elche (UMH). Cámara explica que la importancia de esta película radica, por un lado, en ser la primera que se rodó en color sobre La Festa y, por otro, por el particular discurso que desarrolla sobre la misma. «Berzosa, más que crítico, trataba de mostrar cómo la gente del pueblo de Elche más llano levantaba un espectáculo impresionante, lejos de los intereses políticos», detalla este investigador.

Una cinta repleta de aspectos curiosos desde el principio, como que el actor que representa al Ángel que revela a María su muerte desde la Magrana dorada en aquel 1972, fue también el que lució un pergamino con el título de la película, «Le Mystère d'Elche», desde este aparato aéreo instalado en la basílica. También captó con su cámara a varios de los cantores durante los ensayos y la representación, contrastando esos planos con imágenes de ellos mismos en sus quehaceres en fábricas y oficinas.

La película se emitió el 8 y el 22 de enero de 1973 en la televisión francesa pero nunca se llegó a proyectar en España. Muy pocos españoles tuvieron la ocasión de verla. Entre esos pocos Antonio González Beltrán, fundador del grupo teatral La Carátula de Elche, profesor de español por aquel entonces en la Université de Lyon II. Al docente ilicitano le pareció una visión demasiado «pueblerina» de la tradición, y así se lo hizo saber al propio presidente del Patronato del Misteri en una carta.

La cinta, actualmente, se encuentra en l'Institut Nacional de l'Audiovisuel de París. Cámara subraya su valor tanto cultural como turístico. «Muchos franceses conocieron esta joya cultural ilicitana a través de este documental y comenzaron a venir a verlo a Elche», dice. «Razones suficientes como para que las instituciones de la zona lo reclamen a Francia y llegue, al fin a Elche, casi medio siglo después de ser rodado», concluye el investigador.