Faltaban unos minutos para que el reloj marcase las siete de la mañana cuando más de 5.000 personas aguardaban expectantes en la playa del Tamarit. Una voz captó su atención, la de Sacramento Alvear, que dirigió sus miradas hacia el mar, por donde se acercaba el arca con la Virgen de la Asunción.

Así arrancó una representación que rememora la leyenda que marca que el 29 de diciembre de 1370 el guardacostas Francesc Cantó encontró en la playa, mientras realizaba sus labores de vigilancia, el arca con la que llegó la Virgen de la Asunción con el consueta del Misteri.

Y esto fue lo que se representó ayer. Francesc Cantó, encarnado por el jinete ilicitano Francisco Sanmartín, encontró el arca y al abrirla vio a la Imagen de la Virgen. En la tapa del arca se podía leer la inscripción: «Soc per a Elig».

Una vez que Cantó encontró a la Virgen comunicó el hallazgo a las autoridades de la época, lideradas por el Justicia mayor. También entraron en escena el presidente de la Sociedad Venida de la Virgen, José Manuel Sabuco, y el alcalde de Elche, Carlos González. Todos ellos acompañaron a la Imagen mientras los pescadores que portaban el arca la mostraban a los ilicitanos, que, lanzaban ¡Vivas! animados por Cantó.

La representación del hallazgo de la Virgen arrancó con la noche aún cerrada, ya que los primeros rayos de sol no aparecieron hasta que la Patrona fue trasladada hasta el altar donde se ofició una misa de acción de gracias. El obispo electo de Menorca y arcipreste de la basílica de Santa María, Francisco Conesa, fue el encargado de oficiar la misa, acompañado por una decena de sacerdotes entre los que estaba el pregonero de las fiestas, José Antonio Valero, que ayer seguía recibiendo felicitaciones por su discurso.

«Llevo 18 años asistiendo al hallazgo», confesaba María, una joven consiguió una posición privilegiada, en primera fila para ver la representación, y que iba acompañada por una amiga que ayer acudió a la playa por primera vez. Y es que, para los ilicitanos, «esta festividad es especial, y cae muy bien en el calendario en plenas fechas navideñas», decía Ángela Pérez. Por su parte, Manuel Pérez decía: «Vengo siempre que puedo, que es casi todos los años, y lo seguiré haciendo mientras pueda».

Tras la misa arrancó la romería para trasladar la Imagen de la Virgen hasta Elche. Una camino que los ilicitanos hicieron con mucha ilusión ya que durante el recorrido se viven muchos momentos de hermandad, como el almuerzo que tiene lugar a media mañana cuando la comitiva se detiene en las inmediaciones del Río Safari para almorzar.

«Es importante venir preparados con comida y bebida», decía José Pastor, que iba con un grupo de amigos, mientras que Rosario Agulló añadía que «tampoco debe faltar ropa de abrigo. Una buena chaqueta, guantes y gorro». Y es que el frío suele ser otro de los invitados en esta jornada, pero la ilusión por participar en un acto multitudinario ayuda a sobrellevarlo mejor.

La alta participación fue la tónica de la mañana, ya que como dijo el presidente de la Sociedad Venida de la Virgen, José Manuel Sabuco, «estas son unas fiestas en las que el pueblo de Elche es el protagonista».

Y así se vio también con la participación de jinetes y carretas en la romería, donde el único percance fue un susto que se llevó el caballo de Cantó con un cohete, pero que como el mismo dijo, «sólo ha quedado en un susto».