El Servicio Provincial de Costas de Alicante ha dado autorización para demoler los restos del edificio del antiguo hotel de Arenales del Sol y así se lo ha comunicado tanto al Ayuntamiento de Elche como a la empresa propietaria del inmueble, Princesol, que así lo solicitó basándose en motivos de seguridad y para evitar daños a personas y otras propiedades.

Esta mercantil, precisamente, está estudiando ahora este permiso para decidir si acomete la obra de derribo, ya que la autorización de Costas implica una serie de condiciones, como que las obras de demolición no generarán indemnización en concepto de expropiación o rescate, ante cualquier tipo de reclamación o procedimiento que pueda resultar o instruirse en un futuro, según el escrito firmado por la jefa del Servicio Provincial de Costas.

Fuentes del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente aseguran que se ha dado vía libre a este posible derribo exclusivamente por razones de seguridad, y que el permiso es totalmente independiente al expediente que se está tramitando y que obligó a paralizar las obras hace seis meses, al entender que algunas actuaciones no se ajustaban al permiso de rehabilitación, por haberse derribado algunas partes de la estructura y construido otras nuevas.

En Princesol, no obstante, no las tienen todas consigo. Fuentes de la propiedad del hotel señalaban ayer que sus técnicos y abogados están ya «estudiando» esta nueva autorización de Costas. «Lo que nos interesa es que no tenga nada que ver con el proceso administrativo que se sigue», señalan desde Princesol, desde donde insisten en que «aquello no es seguro», en referencia al hotel.

La propietaria del antiguo complejo hotelero también sigue considerando que la demolición de la estructura «no debe afectar por sí misma al resultado de los procedimientos en curso, ya que, tanto si se legalizan las obras como si no, los restos del antiguo edificio deben demolerse inevitablemente dado su estado extremadamente precario».

Y es que en esta mercantil, que tenía previsto abrir el complejo en verano de 2017 (algo que ya no podrá hacer), no quiere llevarse sustos en el futuro, de ahí que esté analizando palabra por palabra el permiso de Costas, puesto que, junto con la autorización del derribo se acompañan, eso sí, ocho condiciones a cumplir.

Además de la ya expuesta anteriormente, se advierte por parte de Costas que las obras de demolición se llevarán a cabo bajo el exclusivo riesgo y responsabilidad del titular de la concesión y que no supondrán ni serán causa que pueda invocarse para la legalización de las obras contempladas en el proyecto de legalización presentado por Princesol con fecha 8 de junio de 2016.

Lo que está mirando la firma propietaria con mucho ojo, por tanto, es si, en caso de derribar los restos del hotel, tendría garantizado aún así poder dotarse de un nuevo complejo, algo que la Ley de Costas deja muy claro.

En concreto, se recoge en la normativa estatal que la servidumbre de protección del dominio público marítimo-terrestre prohíbe nuevas construcciones, viviendas u hoteles de ningún tipo. Asimismo, otra de las limitaciones que prevé la ley es la de que no se permite ampliar el volumen, altura ni superficie de las edificaciones existentes, con lo que se pretenden «garantizar los derechos de los propietarios a la entrada en vigor de la misma, compatibilizándolo con la mejor protección de la costa», según fuentes del Ministerio de Medio Ambiente. Esta materia se regula en el Título II de la Ley de Costas y en el Título II del Reglamento General de Costas.

Costas ha autorizado en definitiva el posible derribo del hotel a raíz de una petición expresa de Princesol del pasado 6 de octubre en la que mostraba su intención de proceder al cese del bombeo de aguas freáticas en el hotel y, por tanto, retirada del emisario, una instalación que le supone a la mercantil varios miles de euros en electricidad cada mes.

Al poner punto y final al bombeo, la empresa responsable de las obras entiende que deberían acometerse otras actuaciones paralelas, entre ellas la alternativa de demoler los restos del edificio original. Por todo ello, el Servicio Provincial de Costas ha emitido un oficio por el que muestra «la no existencia de inconveniente» en que se proceda a la demolición de los antiguos restos del hotel.

Ante todo ello, el alcalde de Elche, Carlos González, considera que es una buena noticia para la ciudad y para el litoral ilicitano desde el punto de vista de la seguridad y la estética puesto que, a su juicio, «es deplorable, dantesco el aspecto que ofrece el solar del hotel e independientemente de la resolución final de Costas».