Noris Bermejo trabaja en una empresa de manipulación de alimentos procedentes de la agricultura. Tiene 54 años y a los tres de estar trabajando empezó a sentir hormigueo en las manos y los brazos, se le dormían. «Todo empezó a los tres años de estar en el puesto de trabajo, donde estaba continuamente cogiendo peso al levantar cajas de verdura, y preparándola para envasar». Bermejo explicó que «empecé a trabajar en la sección de preparado, y como tenía mucha destreza cada día me decían que tenía que rendir más. Si lo normal era hacer 70 cajas yo llegaba a sacar 100 cajas».

La trabajadora comunicó molestias en las manos al médico de la mutua durante un reconocimiento anual, y le hicieron pruebas con las que le diagnosticaron epicondilitis (codo de tenista), y síndrome del túnel carpiano en el brazo derecho. Noris no tuvo problemas y la mutua le reconoció la enfermedad profesional.

Con el diagnóstico y después de estar unos meses de baja acudiendo a rehabilitación volvió a trabajar y le cambiaron a un puesto donde no tiene que hacer tanto esfuerzo. «Ahora preparo género pero con menos esfuerzo, la empresa es consciente de mi problema y si pido el cambio me lo conceden sin ningún problema. Reconozco que ahora son muy considerados conmigo, y entienden lo que me ha pasado». Actualmente Noris se está sometiendo a pruebas en el brazo izquierdo ya que empieza a sentir molestias. j. a. m.