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Naturaleza y sociedad rusa, en el objetivo

Dos ilicitanos entremezclan en un documental la preocupación de Rusia por el entorno y tradiciones que en Occidente se ven machistas

Naturaleza y sociedad rusa, en el objetivo

El patrimonio de las diferentes culturas tiene su yin y su yang, según se mire. Es uno de los planteamientos principales del nuevo trabajo documental de los realizadores ilicitanos Jaime Quiles y Alberto Gutiérrez, expertos en radiografiar entornos tanto a nivel social como natural.

Ambos cineastas dirigen desde hace años el Rural Film Fest El Edén de La Mancha, en el que desde diferentes puntos de Ciudad Real proyectan trabajos audiovisuales relacionados con la ecología y la sostenibilidad. Su certamen ha sido invitado varias veces a un festival del mismo corte en Siberia, por lo que el terreno ruso lo conocen bien. Este año, una de las participantes del Rural Film Fest les brindó la oportunidad de pasar una semana en el Parque Natural de Alania, situado en una región rusa fronteriza con Georgia. Allí grabaron imágenes de este paraje natural con toda su riqueza verde, y el azar les llevó, además, a ser invitados a una boda de lugareños ortodoxos, que captaron con sus cámaras.

«En esta zona de Rusia cobra gran importancia la religión a nivel social. Incluso a la hora de entender la naturaleza. La cuidan muchísimo y le dan un cariz casi sagrado. La ven como un regalo que les ha dado Dios, y que hay que conservar. Por otro lado, también lo trasladan a sus tradiciones sociales. En ese caso nos encontramos con una práctica conservadora y machista. En esa boda descubrimos a una novia que apenas puede levantar la mirada y la mayoría de regalos que recibe son los utensilios de cocina. Es una fiesta en la que el protagonista parece más el hombre y en el que la mujer queda en un segundo plano», detalla Jaime Quiles.

De momento, tienen todo el material grabado. No hace ni dos meses que regresaron de esta provincia denominada Osetia del Norte, en el que según este director todavía se conserva esa sensación soviética.

«La forma de narrar todo esto será sutil. No queremos utilizar diálogos. Solo contraponer imágenes de la boda con los paisajes de Alana. Consideramos que el espectador, sobre todo el que está acostumbrado a otro tipo de cultura menos machista, entenderá el mensaje que trasladamos, sobre los beneficios y perversidades que puede esconder conservar ciertos patrimonios. No obstante, solo ponemos una mirada, tratando de posicionarnos lo menos posible de manera directa». Gutiérrez y Quiles han llevado a cabo otros proyectos parecidos en los últimos años. En 2013 viajaron a Rumanía, donde descubrieron cómo vive su comunidad gitana, con sus distintas problemáticas. En 2014 realizaron un documental sobre los cambios demográficos de un pueblo minero de Ciudad Real. En definitiva, sociedad y entorno, siempre en su objetivo.

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