Hasta 67 llamadas en un día y cientos de mensajes. Por estos motivos, la Policía detuvo ayer a un hombre en Elche, y pasó a disposición del Juzgado de Violencia sobre la Mujer. Un caso que no se quedó aislado, ya que solo ayer hubo otros siete arrestos más por situaciones de malos tratos, entre el municipio ilicitano, Santa Pola y Crevillent, entre ellos, el de otro hombre que azotaba a su mujer con un cinturón.

Una de las víctimas denunció el acoso telefónico que había sufrido por parte de un hombre, que trataba de comunicarse constantemente con ella, lo que acabó alterando de forma grave su vida personal. Finalmente, al detenido, que no tenía antecedentes penales, le impusieron una pena de 60 días de trabajo para la comunidad, tras descartar que no se habían producido amenazas ni insultos. El hombre mostró su conformidad con la pena.

Otro de los procedimientos que ayer llegó a la Ciudad de la Justicia de Elche fue el caso de un detenido por pegar a su pareja con un cinturón. En esta ocasión, la ayuda de un médico, que descubrió las heridas de la víctima al hacerle un examen rutinario, sirvió para animar a la mujer a denunciar los hechos ante la Policía.

La maltratada presentaba moratones en las costillas y uno de los ojos morados. En casos como éste, cuando el agresor sí tiene antecedentes y el asunto es más complejo, se abren diligencias previas antes de celebrarse la vista oral y el juzgado pone protección a la víctima.

También ayer, otro detenido por quebrantar una orden de alejamiento aceptó una pena de un año de cárcel e ingresó directamente en prisión al ser reincidente. De esta forma, además de lidiar con estos tres casos, las dependencias judiciales de Elche registraron ayer otras cinco detenciones más por violencia de género relacionadas con agresiones que no ocasionaron lesiones graves a las víctimas. Una cifra excepcional, ya que entre semana se suelen contabilizar en Elche entre tres y cuatro arrestos al día, excepto los lunes, que se registran entre ocho y diez detenciones por delitos por malos tratos.

Ante situaciones como las de ayer, el órgano judicial competente o bien se encarga de imponer penas de trabajo y de prohibición de aproximación o comunicación con la víctima que suelen ser de entre dos y tres años. Para otros casos más complejos se abren diligencias previas, se piden testigos y partes médicos a los hospitales, además de que un forense se encargue de evaluar a la víctima. Además, el juzgado dicta medidas cautelares hasta que se celebre el juicio, que no suele tardar más de quince días. No en vano, según fuentes de este órgano judicial, el 40% de los agresores suelen conformarse con la pena, ya que los motivos de la denuncia suelen ser muy evidentes.Carga de trabajo

Este cúmulo de asuntos hizo que la carga de trabajo se desbordara en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer, desde donde aseguraron que en un año el incremento de trabajo se ha visto aumentado considerablemente al tener que asumir los quebrantamientos de condena, algo de lo que anteriormente se ocupaban los juzgados de instrucción.

En 2015, estas dependencias registraron casi un millar de denuncias por malos tratos, de las que 500 fueron por decisión de la víctima y 400 por iniciativa de la Policía o por testigos que presenciaron la agresión.

Estos datos reflejan que la sensibilización a la hora de denunciar la violencia de género ha ganado peso, aunque todavía queda mucho por avanzar. En el caso de las detenciones registradas durante el día de ayer, todas se habían producido tras la denuncia de la propia víctima.